Cada disco de David Bowie es el favorito de alguien, marcó alguna época y sin duda alguna, fue vanguardia. Hoy hablamos de Scary Monsters (and Super Creeps), lanzado al mercado musical el 12 de septiembre de 1980, por lo que ya alcanza los 40 años.
Scary es el disco de estudio número 14 en la carrera de Bowie, lo que quiere decir que, para entonces, ya era todo un veterano del rock (y pensar que se encontraba en su primer tercio, ya que el británico falleció 35 años después, en 2016).
Se dice que el disco pertenece al género del new wave; sin embargo, en la realidad es difícil de catalogar. Se trata de un material de influencias varias, pero que no es tan fácil de desmenuzar para dejar en los huesos. Asimismo, se dice que Scary Monsters es la primera producción del compositor tras la llamada “Trilogía de Berlín”, que comprende los discos Low (1977), “Heroes” (1977) y Lodger (1979), en los que contó con el acompañamiento del también virtuoso, el productor (compositor, músico y cantante) Brian Eno.
Tal vez para Scary Monsters, Bowie no contó con Eno, pero sí con un frecuente colaborador de él, el también inspirado músico Robert Fripp, así como del fundador de The Who, Pete Townshend. La producción corrió a cargo del inseparable de Bowie, Tony Visconti.
En cuanto a la música en sí, la placa contiene canciones muy distintas entre sí y que sólo podrían caber en el catálogo del iconoclasta de Londres. Por un lado, tenemos la que abre, “It’s No Game (No. 1)”, un lamento en los idiomas inglés y japonés (por la agradable y contrastante voz de Michi Hirota); sin embargo, el de los gritos, es el propio Bowie.
En el otro lado del espectro, contamos con los muy conocidos sencillos “Fashion” y el que abanderó a la producción, “Ashes to Ashes”, más del tipo pop con algo de experimento.
Como lo dicen las composiciones que abren y cierran Scary Monsters: “No es un juego” (“It’s No Game”): Bowie se tomaba muy en serio el compromiso con la música, pero a la vez, se daba poca importancia a sí mismo, en el buen sentido de la palabra. Cada una de las múltiples personalidades del cantante era auténtica. Scary Monsters (and Super Creeps) es para quien gusta de la música poco convencional, de Bowie, del rock inglés, de lo ochentero. Si no estás tan familiarizado, no te preocupes, este disco te extenderá su pequeña garra. Si la tomas, nunca más te soltará. Ni querrás que lo haga.