Si bien, los comic books, historietas, tebeos, “cuentitos” (o cualquier otro apelativo que deseemos usar), tuvieron distintos tipos de surgimiento en varios países durante el siglo XIX, fue en Estados unidos donde se popularizaron mayormente, debido en parte a la Gran Depresión de 1929, cuando el mercado bursátil se desplomó y dejó en la pobreza a una importante parte de su población.
Los medios de entretenimiento eran escasos. Poca gente tenía acceso a la radio y aún menos podían ir al cine. Se popularizaron las matinées de fin de semana cuando se proyectaban animaciones como Betty Boop, Bugs Bunny y los Looney Tunes, entre muchos otros.
El comic, en Estado Unidos, era una manera de escapar de la dura realidad. Baratos, desechables y con la única finalidad de entretener. Los diarios registraban mejores ventas con base en los strips que presentaban. Alley Oop, Dick Tracy, Buck Rogers, Prince Valiant, Terry and the Pirates y otros, le iban dando forma al medio.
Por supuesto que en otros países contaban ya con sus propios comics, independiente al norteamericano. Los alemanes, belgas y británicos fueron también precursores. Asia cuenta con sus propias variantes, que sobrepasan por mucho en ventas a los tirajes occidentales. El manga japonés, abanderado por el gran Osamu Tezuka, se convirtió en una enorme industria con bases artísticas.
En México, se estilaba la tira política y fue toda una escuela en sí. Las menudas crisis económicas hacían aparecer o desaparecer a la industria del comic hasta que finalmente se ha quedado sólo en uno que otro destello. Al igual que el cine, hemos copiado modelos extranjeros sin voltear a ver la riqueza de nuestro propio pasado.
En Estados Unidos, en julio de 1934, apareció el primer comic con el formato más o menos como lo conocemos hoy en día. Este contaba con reimpresiones de tiras cómicas, lo que constituía un menor costo de producción. No era lo mismo pagar la generación de nuevo material, que sólo una reimpresión. Además, se buscaban aquellas tiras que habían sido populares, sin correr el riesgo de que el nuevo contenido no tuviera aceptación.
Ese primer título tenía por título, Famous Funnies y un tiraje de más de un millón de ejemplares mensuales. El primer paso se dio con buena respuesta: la gente estaba dispuesta a pagar por una publicación que consistía exclusivamente de contenido nuevo de entretenimiento, sin noticias de por medio.
En 1934, el mayor Malcolm Wheeler-Nicholson quiso incursionar en el campo de los comics, tras una mala racha profesional. Fundó la pequeña compañía National Allied Publications Incorporated. Esta eventualmente evolucionaría a lo que conocemos hoy como DC Comics. Wheeler-Nicholson no encontró buenas reimpresiones para presentar, pues las mejores ya estaban siendo publicadas, así que contrató gente para que generara nuevas historias, entre los que se encontraban los futuros creadores de Superman, el escritor Jerry Siegel y el artista Joe Shuster.
El mayor (que había servido para la armada y la caballería de Estados Unidos), también publicó otro título emblemático: Detective Comics (el 25 de febrero de 1937).
El 11 de enero de 1935 llegó a los puestos de periódicos, New Fun: The Big Comic Maganize. El nombre era claro: nuevas tiras de entretenimiento en tamaño de revista. Con el número 7, su tamaño se redujo a uno parecido de los comics de hoy en día. Era una antología con algunos personajes como Osawld The Rabbit, creador por los padres de Mickey Mouse: Walt Disney y Ub Iwerks, pero en una tira hecha por Kevin Hay. En la portada aparecía Jack Woods, por Lyman Anderson, y había historias como Ivanhoe Sandra of the Secret Service y Buckskin Jim.
New Fun #1 también contenía anuncios pagados por patrocinadores, algo no común, pues por lo general, este tipo de revistas eran financiadas por una sola empresa.
Como mencionamos arriba, en el número 6 (con fecha de portada de octubre de 1935) hicieron su debut los jóvenes Siegel y Shuster con su creación, el espadachín Henri Duval, que después cederían a otros creadores. También debuta en ese número Doctor Occult, investigador de lo paranormal, quien se enfrenta a un vampiro en su primera aventura. Los creadores utilizaron para esa tira el seudónimo de “Leger y Reuths”.
Para el siguiente número, el 7, New Fun cambió su nombre a More Fun. La compañía National también registró dicho cambio a More Fun Magazine, Inc. Las tiras que eran presentadas en blanco y negro, cambiaron a color. También se redujo el tamaño al del comic convencional.
Por desgracia, el militar retirado entró en bancarrota y vendió la compañía editorial al impresor Harry Donenfeld, quien contaba con su propia línea de revistas, bajo el nombre de DC Comics.
Durante su vida, More Fun también trajo consigo héroes famosos como Dr. Fate (del #55 al 98, creación de Gardner Fox con Howard Sherman), The Spectre (#52 al 101) y Superboy (#101 al 107), ambos de Siegel y Shuster.
Por otro lado, el importante y polémico editor y escritor, Mort Weisinger, creó para More Fun los héroes Johnny Quick (dibujado en su primera aparición por Chad Grothkopf y apareció del #71 al 107), Green Arrow (con el dibujante George Papp, del #73 al 107) y Aquaman (con el artista Paul Norris, del #73 al 107).
Como vemos, la mayoría de estos héroes cesaron su publicación en el #107 (puesto a la venta el 23 de noviembre de 1945). Tras este número, todos ellos fueron mudados al título Adventure Comics, para dejar More Fun sólo con contenido humorístico. A finales de septiembre de 1947, More Fun llegó a su último número con el #127.
En el mes de abril, DC Comics pondrá a la venta una edición de pasta dura con la reimpresión de ese emblemático primer número, con un extenso trabajo de restauración para poder apreciarlo en toda su gloria.
Y mientras que ya no quedan más que los recuerdos –y uno que otro oneroso ejemplar -, New Fun/ More Fun dio inicio a la industria del comic como se conoce hoy en día. Hoy cumple 85 años de haber sido creado.