Para atrapar a un ladrón o To Catch a Thief, es uno de los filmes más reconocidos en las carreras de Alfred Hitchcock, Cary Grant y Grace Kelly. La producción llegó a las salas de cine el 3 de agosto de 1955 por lo que en esta ocasión celebramos su aniversario número 65.
La cinta está basada en la novela de mismo nombre, escrita por David Dodge en 1952. El glamour hollywoodense puede apreciarse en todo su esplendor aún con todas estas décadas a cuestas y es que en ese entonces había pocos nombres tan importantes como los de Grant y Kelly, quienes representaban la realeza de la industria. En el caso de la actriz, se convertiría en nobleza de manera literal.
Para atrapar a un ladrón también es una de las películas de ladrones –valga la redundancia- por excelencia. Cary Grant interpreta a John Robbie (Robbie como diminutivo de “Robber”, ratero), conocido también como “El Gato”, un delincuente que ha aprendido su lección tras haber pasado un tiempo en prisión y prefiere el exilio voluntario, una vida sin problemas. Por ironías de la vida, Robbie deberá regresar a las andadas para demostrar que es inocente de un delito que se le imputa.
El humor y la acción son características del filme al más puro estilo Hitchcock. A tantos años de distancia, algunos elementos narrativos se notan muy distintos, pues la forma en que se cuentan las películas ha cambiado. Asimismo, es por producciones como esta que podemos ver las razones por las cuales el director inglés era distinguido y respetado.
Algunas secuencias, como la de Grace Kelly manejando a alta velocidad ante un impotente Cary Grant, aún contagia el nerviosismo y no se puede dejar de lado el hecho verídico del amor de la actriz por la velocidad desmedida al volante.
Mención especial merecen la instrumentación de Lyn Murray, que acompaña elocuentemente en cada momento, hace presencia cuando se requiere y da un sabor muy especial.
La edición de George Tomasini mantiene el ritmo, desde los momentos íntimos hasta las secuencias de acción, dando ejemplo de congruencia.
La cinematografía de Robert Burks ambienta con precisión y ayuda a manejar las sensaciones del espectador. Tanto en espacios abiertos como en los sets interiores, cada secuencia mantiene una iluminación particular. Por ejemplo, la secuencia con los protagonistas en el hotel, genera una atmósfera especial con sus tonos predominantes en verde sobre un cielo azulado, al tiempo en que las figuras se mantienen en claroscuro, como si se tratara de un cuento de hadas.
Los paisajes, las tomas aéreas, los escenarios reales y los recreados, son elementos que le da un disfrute especial a la producción. Poder verla tanto tiempo después de su concepción adjudica valor adicional pues tenemos mayores elementos –e instrumentos- para evaluarla por lo que es. Para atrapar a un ladrón cumple 65 años.