El siete es un número significativo y se considera como uno de los números de la suerte. No en este caso. Hoy hablamos de los 25 años de una de las películas que más impacto tuvieron en los años 90: Seven, estrenada el 22 de septiembre de 1995 en Estados Unidos. Sus intérpretes principales fueron Morgan Freeman, Brad Pitt, Gwyneth Paltrow y Kevin Spacey.
El siete es un número cabalístico y tiene relevancia en las creencias religiosas de occidente, como el cristianismo. Se dice que el mundo fue creado en 7 días. Se habla de siete virtudes, así como de siete pecados capitales; esto quiere decir, siete fallas máximas a las que no es sencillo encontrarles perdón.
Esta última es la base para el filme dirigido por David Fincher, que lo destacó como un gran director y reunió a los actores arriba mencionados, además de un gran equipo de producción, como el fotógrafo Darius Khondji, quien ha trabajado con gente como Roman Polanski y Woody Allen. La edición corre a cargo de Richard Francis-Bruce, quien tiene en su currículum producciones como The Shawshank Redemption y Mad Max 3, entre muchas otras. Finalmente, la música fue compuesta por Howard Shore, a quien recordamos por la banda sonora de las seis películas que integran la saga de Lord of The Rings de Peter Jackson.
Estos tres elementos son imprescindibles para crear el ambiente y la historia en Seven (o Se7en, como se le promocionó):
La edición da un ritmo que sabe dónde acelerar y dónde tomarse su tiempo, nos indica con precisión lo que hay que tomar en consideración; sus cortes hacia una nueva secuencia son fatalistamente premonitorias.
La fotografía no es decorativa, es indicativa, como un reflector que apunta; también es lúgubre, poco esperanzadora y es casi un tercer personaje, otro detective que nos da pistas.
En cuanto a la música, esta tiene dos componentes principales: la secuencia de créditos iniciales nos dice todo lo que podemos esperar con esta película, con datos gráficos y la música de “Closer”, composición de Nine Inch Nails en una versión remix (la original fue sencillo y pertenece al disco The Downward Spiral de 1994). La mezcla audiovisual es característica de los videos musicales de la década y en este contexto nos ubica a la perfección con lo que vendrá en las siguientes dos horas.
Por otro lado, la musicalización de Shore es poco sutil, pero no interfiere. Es dura cuando los momentos lo ameritan y no deja lugar a dudas de que, cuando aparece algo importante está ocurriendo. Es música no muy agradable, esa es la intención; en general, el filme no pretende hacernos sentir a gusto.
Seven es una historia perturbadora, que apela al morbo implícito en el ser humano, es una cinta cruda e incómoda. Tal vez porque nos habla de la naturaleza del ser humano y de los extremos a los que podemos llegar. Es fatalista y fatídica con una inevitabilidad franca y que se percibe desde los primeros minutos. “Esto no terminará bien”, dice Somerset en algún momento. Es una obviedad tanto para los involucrados como para los espectadores.
Los personajes de Brad Pitt (detective David Mills) y el de Morgan Freeman (detective William Somerset) son opuestos, no necesariamente antagónicos, pues incluso llegan a entablar un lazo que va más allá del profesional. Son personas con visiones distintas que abordarán la misma experiencia de acuerdo a su cúmulo de experiencias y con consecuencias que los dejarán en un punto muy distinto al que comenzaron.
Somerset es analítico, frío y calculador, atributos que lo han orillado a una vida un tanto marginal y sin deseos de entablar nexos permanentes con otros seres humanos. Por su parte, David Mills, es visceral, se guía por el instinto y no tiene un panorama completo de lo que puede tener una mala decisión, sobre todo en una profesión y lugar tan peligroso como el que ha elegido para desempeñarse. La edad y carácter de cada uno de ellos son piezas fundamentales, pues mientras Somerset sólo desea concluir su última semana laboral, retirarse y vivir una vida tranquila, alejada de su pasado. Por su cuenta, Mills tiene todo un futuro por delante, en una nueva ciudad y con una nueva familia, su futuro es ascendente y promisorio.
Las vivencias, elecciones y consecuencias también están supeditadas a las circunstancias y muchas veces, por más que se intente, será imposible separar unas de las otras.
La primera vez que veas Se7en, será desde el punto de vista de los detectives Somerset y Mills, desconociendo los hechos y tratando de armar el rompecabezas al mismo tiempo. Pero la segunda vez, estarás haciéndolo desde la perspectiva de John Doe, pues tendrás toda la información, cayendo en complicidad con él. ¿El punto? “Todos somos pecadores”.
Se7en es un filme con muchos elementos a considerar, otros tantos a interpretar, por eso es una de las películas recordadas de su tiempo.