El encuentro del lector con el mundo del comic suele ser en la infancia. Los superhéroes son seres coloridos que atrapan la atención del joven y provocan una detonación en la imaginación. Pero es el trasfondo, el mensaje inherente, con lo que se identifica.
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El héroe no es héroe por sus cualidades superiores, sino por sus limitaciones. Ese punto lo prueba el escritor Joe Kelly con los dibujantes Doug Mahnke, Lee Bermejo y el portadista Tim Bradstreet en Action Comics #775, publicado el 30 de enero de 2001 y que cumple 20 años.
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En ese entonces, los antihéroes y los vigilantes se habían puesto de moda con grupos como The Authority, seres con poderes especiales, más rebeldes y radicales, que toman medidas en extremo duras; son jueces, jurados y verdugos. Para ellos, el fin justifica los medios.
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En Action Comics #775 surge un grupo radical que no sólo detiene, sino que extermina al enemigo. En uno de sus operativos en Japón, Superman acude para detener a un grupo de superhumanos terroristas, pero estos son asesinados por The Elite. Superman exige a los miembros de The Elite, que dejen a un lado sus métodos. Sin embargo, su propuesta es denegada y contra su voluntad, Superman es transportado de regreso a Metropolis.
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La popularidad de este grupo se dispara; el ciudadano común está dividido entre los que están de acuerdo con los métodos de The Elite y aquellos que quieren que los héroes sigan rigiéndose por las leyes establecidas, como cualquier persona.
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Manchester Black, líder de The Elite, argumenta que son seres humanos con poderes sobrenaturales haciendo lo que haría cualquier persona en su lugar. Tras otro desencuentro, el grupo reta a un duelo a Superman. Él solicita que la pelea se lleve a cabo donde no puedan lastimar a civiles ni causar destrozos, por lo que viajan a Io, una de las lunas de Júpiter.
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Superman es atacado sin misericordia y dado por muerto. Sorpresivamente, el kriptoniano contraataca a The Elite empleando las mismas medidas extremas. Derrota a cada uno de ellos, terminando con sus vidas y al final deja a Manchester Black, a quien le practica una lobotomía con su visión de calor, quitándole su poder.
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La pelea ha sido televisada a todo el mundo. Sin embargo, Superman no hace más que crear la ilusión de haberlos destruido para demostrar que la violencia letal no es la salida. Dice Kal-El: “Me asustó cuando decidí cruzar la línea… hacer lo que hacen ustedes… estaba aterrorizado. Pensé que sería difícil, pero ¿sabes qué? La furia es fácil. El odio es fácil. La venganza y malevolencia son fáciles.” “Afortunadamente para ti… y para mí… No me gustan mis héroes crueles y malos. Sólo no creo en ello”.
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Y termina con: “Los sueños nos salvan. Los sueños nos elevan y nos transforman. Y por mi alma, lo juro, hasta que mi sueño de un mundo donde la dignidad, el honor y la justicia se vuelve la realidad que todos compartamos… nunca dejaré de pelear, nunca”.
