Hace 25 años se estrenó la película animada Toy Story. Esta ayudó en gran parte a modificar la manera en que se veía el cine. Pero aún más importante, cambió la manera en que se hacía el cine. Introdujo por completo el recurso de la animación por computadora y dio un salto significativo en la producción.
La revolución tecnológica emprendida por los estudios Pixar no tendría vuelta atrás.
Demostró que los efectos por computadora no estaban peleados con el contenido.
Que cuidaban la forma, pero también el fondo. De hecho, esta fue una de las principales características de Pixar durante sus primeros años, la calidad de sus historias.
Dicha compañía entró de lleno a producir largometrajes dirigidos a los niños, pero con historias bien construidas para apelar al gusto e inteligencia más estructurada de los adultos.
Sus procesos se tomaban con seriedad y responsabilidad. En contraste, a sus creativos se les daba total libertad y no se regían por horarios, códigos para la vestimenta o etiqueta en general.
Uno de los pocos defectos de Pixar es que, debido a las novedosas técnicas de animación, se perjudicó la manera tradicional de animar a mano.
Esto fue resentido por compañías como la propia Disney que, pese a que intentó mantener los procesos tradicionales, terminó sucumbiendo.
Ahora, los “dibujos animados” son poco comunes y suelen ser utilizadas para cortos o películas artísticas, no para las grandes producciones.
Toy Story se estrenó en Estados Unidos el 22 de noviembre de 1995, mientras que en Latinoamérica y España llegó hasta el año siguiente.
La historia y dirección corrió a cargo de John Lasseter, afamado creativo caído en desgracia tras acusaciones de abuso en 2009.
Antes de eso, Lasseter era un “Rey Midas” en la industria, repitiendo el éxito de Toy Story con otras producciones del estudio, como Bichos (A Bug’s Life), Cars y otras, incluyendo Toy Story 2.
Walt Disney Pictures fue la distribuidora de la cinta a través de su subsidiaria, Buena Vista Pictures Distribution. Años después, esa misma compañía compraría a Pixar.
La música fue parte importante del proyecto; fue compuesta por el experimentado Randy Newman, quien escribió e interpretó el ahora clásico “You’ve Got a Friend in Me” -se dice-, en sólo un día.
A diferencia de otros filmes animados, se evitó que Toy Story fuera un musical, así que sólo se optó por un tema principal.
La historia de Lasseter tuvo un guion por Andrew Stanton, Joel Cohen, Alec Sokolow y Joss Whedon, creador de Buffy La Cazavampiros, Firefly/ Serenity y futuro director de Avengers.
La contribución de Whedon fue más allá de sólo el guion e importante para el éxito de la película. Se dice que el tratamiento original era un desastre y fue el director quien dio estructura.
Otro punto fuerte de Toy Story corresponde a los actores que prestaron sus voces para dar vida a Woody y Buzz Lightyear, Tom Hanks y Tim Allen, respectivamente.
El comediante norteamericano de larga trayectoria, Don Rickles hizo la voz de Mr. Potato Head (El señor Cara de papa).
Las caracterizaciones sirvieron para dar un toque más humano a una producción que constaba de elementos artificiales, como lo eran juguetes de plástico, metal y madera, animados por computadora.
El argumento de la cinta es un viaje por la nostalgia, elaborado de una manera inteligente y es inevitable sentirse atrapado e identificado. Lleva al espectador a lo más básico de la niñez y a los sentimientos emanados de esta etapa.
Es un tratamiento sicológico y, por consecuencia, un perfecto gancho. Toy Story es un clásico obligado del cine para gente de cualquier edad.