El jazz es libertad. El jazz también es exigencia, es soltura y es exactitud. El jazz es un idioma en sí mismo y, pese a lo que se cree, no es ilegible. El jazz está a la disposición de quien quiera comunicarse a través de él, ya sea escuchando o interpretando. Y hay quienes hablan a través del jazz, como a quien hoy recordamos: Charles Mingus, a 100 años de su nacimiento.
Abril 22 del 22. Aunque un distinto 22, pues hablamos de 1992 en la ciudad de Nogales, pero aquella que se sitúa en el lado estadounidense, en el estado de Arizona. Ese día nace Charles Mingus junior. Hijo de un militar y de una madre adepta a la iglesia, el joven Charles tuvo una inclinación hacia la rebeldía y en lugar de apegarse a la música góspel, prefería la que interpretaba uno de sus grandes ídolos, Duke Ellington.
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Mingus hijo, toda su vida tuvo afición por la música y aprendió a tocar varios instrumentos, como el cello y el trombón, aunque también dominaba el piano y, su instrumento por excelencia, el bajo.
Mingus podía ser catalogado como un prodigio, tanto para tocar como para componer música, y quienes lo conocieron afirmaban que no existía mucha gente como él.
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Las anécdotas también son muchas. El compositor y líder de su propia banda era conocido por su temperamento explosivo, mismo que se puede apreciar en muchas de sus creaciones. Mingus era exigente en extremo y poco tolerante. Si uno de sus músicos caía de su gracia, significaba el adiós inmediato.
Muchas de las concepciones del género parten de gente como Mingus que, con el tiempo, se enaltecen y exageran llegando a convertirse en leyendas urbanas. Tan urbanas como el jazz mismo.
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Sus composiciones solían tener dedicatoria, algunas tan obvias como “Jelly Roll”, referencia a Jelly Roll Morton, uno de los pioneros del género. O bien, “MDM”, que se entiende como “Monk, Duke, Mingus”. El gran pianista Thelonious Monk fue contemporáneo de Mingus, quien aceptaba que “el monje” ejercía influencia musical sobre él. Ambos fueron adoctrinados por las notas del Duque. Y es que han existido pocos músicos tan grandes como Duke.
A su vez, Mingus ha inspirado generaciones de jazzistas por todo el mundo. Su técnica, su estilo, su manera de crear música y su presencia misma, son cosa de leyenda. Y bueno, también su temperamento.
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Ya fueran composiciones propias o de otros, Mingus y su grupo se apropiaban de ellas. Entre sus clásicos recomendables, “Moanin”’, “Pithecanthropus Erectus”, “Goodbye Pork Pie Hat”, “Moon Indigo”, “Back Home Blues”, “A Foggy Day”, “Boogie Stop Shuffle”, “Portait of Jackie” y muchos, muchos más.
En ocasiones, la neurosis es el mejor aliado de la inspiración. El genial Charles Mingus era ejemplo de ello. Se cumplen 100 años de su nacimiento.
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Te dejo una nota donde, entre otros, hablamos de un álbum de Mingus: