El miedo no siempre es malo. Si aprendemos a convivir con él, es buen compañero de viaje. Eso es el miedo, gran motor en The Fragile, de Nine Inch Nails.
De la fragilidad surge la fuerza.
Surgido de un periodo de tribulaciones y de inseguridades, el tercer material de estudio de la banda de rock industrial, Nine Inch Nails, se fraguó en la mente de Trent Reznor. Se dio a conocer el 21 de septiembre de 1999.
El grupo tenía el compromiso de superar o- cuando menos de igualar- el éxito de su predecesor, The Downward Spiral (aka Halo 8), de 1994.
La fase de incubación, aunque pausada, tuvo continuidad temática con relación a Downward Spiral, si bien no es una continuación directa.
Reznor deseaba que el álbum se mostrara imperfecto, como si denotara una situación inherentemente dañada en la que alguien intentaba recoger las piezas y unirlas. Y si en un rompecabezas obtenemos una imagen completa, nunca dejaremos de ver las uniones.
Crear un orden del caos..
Según Trent, el disco doble comienza al final y entonces busca crear un orden del caos, sin llegar a lograrlo. La primera canción es “Somewhat Damaged” (“Dañado de alguna manera”) y, la última, “Ripe (with Decay)” (“Maduro (con decadencia)”).
Incluso, la musicalización se apoyó en instrumentos acústicos, como las cuerdas pues, según su compositor, son “imperfectos por naturaleza”. Gran parte del disco está apoyado en la guitarra, acústica, la eléctrica, con slide o incluso ukeleles.
En el producto final apreciamos música electrónica, rock industrial, ambient y rock “a secas”.
La grabación es más ambiciosa y por ello se obtienen más matices que en la anterior, tiene más cambios de ritmos y secuencias ambientales. De esta manera, funciona como un disco conceptual continuo. No obstante, todas sus piezas tienen validez de manera individual y hay momentos que se erigirán como favoritos.
Por ejemplo, el track final (¿o inicial?), baja considerablemente la intensidad y lo electrónico para dejarnos en un estado de neutralidad emocional.
“Pilgrimage”, peregrinos industriales y los sencillos.
Si regresamos, “Pilgrimage”, es una extraordinaria propuesta que evoca el paso de los migrantes ingleses, arrasando las nuevas tierras en su llegada al continente americano. Sus coros son más como gritos de batalla, seguidos de tambores que anuncian el fin del mundo.
Los sencillos de promoción fueron tres: “The Day the World Went Away”, “We’re in This Together” e “Into the Void”. En total, son una hora y 44 minutos de extraordinaria música, dividida en 23 composiciones.
Los discos no están numerados, sino que se llaman “izquierdo” y “derecho”.
La producción corrió a cargo de Alan Moulder y de Reznor. La grabación cuenta con algunos interesantes invitados, como Adrian Belew, de King Crimson (en guitarras), así como Bob Ezrin y Dr. Dre (en producción adicional).
The Fragile corresponde a la numeración “Halo 14” de la discografía de NiN, que es un orden cronológico de sus materiales. Además, cuenta con dos complementos que nutren la experiencia, el álbum de remixes Things Fall Apart (Halo 16), del 21 de noviembre de 2000 y The Fragile: Deviations (Halo 30), del 23 de diciembre de 2016. Así también, en 2017 se lanzó una “edición definitiva” de The Fragile.
Como toda la música de NiN, The Fragile no es una experiencia sencilla y, cuando nos atrae, nos lleva a sumergirnos en todos sus complementos, por lo que la inversión del tiempo es considerable, mas nos deja con grandes dividendos.
Trent Reznor, junto con Atticus Ross, está evolucionando en uno de los músicos más importantes y propositivos de este siglo, con su incursión en la composición fílmica y audiovisual. Por este motivo, explorar su pasado nos ayuda a comprender su presente.
The Fragile cumple 25 años.
Te presento dos notas donde hablamos de otros proyectos de NiN:
Y otra recomendación con el álbum Ghosts, además de un disco de Pearl Jam: