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Música

El ritmo que conquistó las favelas de Brasil: el funk carioca

El funk carioca es un género con ritmos que tienen origen en las favelas de Brasil y que se ha convertido en un género conocido.

En los años más recientes, géneros y ritmos han sido reapropiados y readaptados a las nuevas generaciones que empiezan a conocer estos estilos. Géneros como el regional mexicano, los corridos tumbados o más ampliamente el reggaetón han sido revindicados por la sociedad, pues eran ritmos considerados “bajos” y eran denigrados.

Con la globalización de la música y con la conexión más vigente con artistas que usualmente no tendrían la exposición necesaria, han hecho de estos géneros suyos y los han devuelto al mundo en una energía renovada ante la negatividad con la que eran percibidos.

Entre esta variedad, la historia del funk carioca ha pasado por varias etapas que lo han hecho popular en la actualidad, no por nada es el género más escuchado en Brasil y viralizado por artistas como Anitta que lo han vuelto más mainstrean entre la música actual.

Historia del funk carioca

La música funk llegó a Brasil a finales de los años 70 donde proliferan bailes de soul y funk estadounidense en el suburbio carioca, llevado especialmente al espacio público. De la mano de brasileños como Tim Maida y Tony Tornado, el género comenzó a introducirse en las favelas.

El Canecão era una famosa sala de conciertos de Río de Janeiro que albergaba noches tradicionales de funk que eran llamadas “Baile da Pesada”. Cuando estas fiestas terminaron, los productores comenzaron a promocionar fiestas similares de música negra en diferentes puntos de la ciudad. De esta manera se quedó el término de “Baile Funk”.

Al mismo tiempo, los DJ brasileños tocaban los géneros de soul y funk en las fiestas de las favelas. Para la década de los 80 el DJ Marlboro trajo el género Miami Bass a Río, donde tomó notoriedad. Para esa década el funk carioca comenzaba a tomar forma del ritmo conocido ahora.

Para la década de los 90 el ritmo ya había tomado notoriedad y se distinguía por letras que hablaban sobre la vida en las favelas, la violencia, la brutalidad policial y los derechos civiles.

Artistas como Catra, Tati Quebra Barraco, Valesca Popozuda o Deize Tigrona tomaron la escena del funk carioca en la década de los 2000. Para 2003 la canción “Quem que Caguetou?” de Tejo, Black Alien y Speed arrasó fuera de Brasil.

El funk no ha sido bien recibido, pero ahora goza con gran popularidad gracias a artistas como Anitta, Diplo, M.I.A. o DENNIS DJ que han incorporado el funk carioca en su música.

Características

Una de las características intrínsecas de este género es la incorporación del Miami Bass, un subgénero del rap cuyas letras y bailes tenían un contenido erótico. De esta manera, el Miami Bass se adoptó y se fusionó con los ritmos del funk que proviene de Estados Unidos.

Este género tuvo su gran auge en las favelas, donde se baila a través de los llamados passinhos, las cuales son coreografías exclusivas en las que cada bailarín o conjunto de bailarines muestra sus creaciones, además, tiene movimientos de origen erótico que se suman al ritmo.

Controversia

Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado la música funk carioca es la discriminación, crítica y estigmatización, pues al ser un ritmo popular proveniente de las favelas, ha enfrentado duras críticas al ser denigrado por ese origen.

Otras críticas que recibe son derivadas por ser pobre en creatividad, por presentar lenguaje “vulgar” y soez, por tener letras obsenas, misóginas, sin contenido y con apología al crimen, además del consumo de drogas y la exacerbación de la sexualidad.

Estas críticas han mermado en el pensamiento brasileño, pues por mucho tiempo se consideró de esta manera. Afortunadamente con el tiempo ha ido perdiendo estas críticas y se ha ido diluyendo el rechazo a este género, gracias a la popularización del mismo fuera de Brasil.

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Mar

Escritora, redactora. Egresada de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas, fui parte de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM. La escritura es el camino y la meta, y siempre estoy pensando con palabras.

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