Querido lector, el personaje de hoy fue uno de los más destacados chefs dentro de la gastronomía francesa, junto a Carême y Escoffier. También es el culpable de la simplificación en la decoración de los platillos ya que durante el siglo XIX, dichos platillos se sobrecargaban de decoración. El día de hoy les platico la historia del maestro Prosper Montagné.
Prosper Montagné nació en Carcassonne, en Languedoc – Roussillon, Francia en 1865, se sabe poco de su niñez, ya que no hay registros fidedignos de su historia temprana, de hecho su fecha de nacimiento se sigue discutiendo por parte de los historiadores.
De lo que sí existen registros son de sus estudios de preparatoria. Prosper estudió para ser arquitecto, solo para darse cuenta que para él era imposible este tipo de carrera. Al mismo tiempo su padre compró el “Hôtel des Quatre-Saisons” en Toulouse. Al no poder con la carrera de arquitectura, su padre le dio trabajo como cocinero en el hotel, allí empezó su brillante carrera culinaria.
Tiempo después se trasladó a Paris a seguir su entrenamiento culinario en el “Grand Hôtel” durante 10 años. Después trabajó en el “Hôtel d’Angleterre” de Cauterets, una comunidad en los pirineos. Poco duró su inmersión en la hotelería y prefirió el trabajo en restaurantes en París y en San Remo. También tuvo la oportunidad de trabajar en el “Hôtel de Paris” en Montecarlo y en 1900, volvió a París, donde se volvió el chef del “Pavillon d’Armenonville”.
En 1907 comienza una nueva etapa para Prosper Montagné, decide dedicarse de lleno a la crítica gastronómica. Durante esta labor como columnista gastronómico, escribió numerosos artículos sobre alimentación, cocina y gastronomía para las revistas y periódicos más famosos de la época.
Su experiencia y conocimiento lo llevaron a convertirse en editor en jefe de la “Revue Culinaire”, también fue Comisionado General de Exposiciones Culinarias de París, Inspector de Alimentos de los Hospitales de Asistencia Pública, Profesor de la Escuela de Negocios y de la Escuela de Hostelería Femenina.
Durante la primera guerra mundial entre 1914 y 1918, diseñó, coordinó y capacitó al personal de la cocina central del 4º y 8º batallón del ejército francés. Francia también le debe la invención de los “roulantes” (carritos de servicio), gracias a los cuales los soldados podían beneficiarse de una comida caliente.
En 1920, finalmente abrió su propio restaurante en París, el “Montagné Traiteur“. Tras esta experiencia, decidió retirarse a Sèvres para seguir escribiendo. Allí murió en 1948.
Obras literarias
Su primera obra culinaria fue “La Grande Cuisine illustrée” editado en el año 1900, seguido del “Grand Livre de la Cuisine” en 1929. Diez años más tarde llegaría su más celebre producción el “Larousse Gastronomique”, cuya primera edición data de 1938. También le debemos obras como “La cuisine fine“, “Le trésor de la cuisine du bassin méditerranéen“, “le festin occitan” y “Cuisine avec et sans ticket“.
Premios y distinciones
Prosper Montagné adquirió mucha fama por su trayectoria y por su bibliografía, que llegó a tener un club de profesionales del ámbito gastronómico que, a la muerte de Montagné, un discípulo suyo creó el premio “Prosper Montagné” a la excelencia gastronómica para miembros del club.
También fue honrado como caballero de la “Legión de honor”, la distinción más importante por parte del gobierno francés para todos aquellos hombres y mujeres, que hayan tenido méritos extraordinarios, realizados dentro del ámbito civil o militar en ese país (Francia).
Y así mi querido lector es como llegamos al final de este breve relato sobre la vida del maestro Prosper Montagné.
Hasta la próxima.
