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A ContracorrienteThink Tank

¿500 años de resistencia indígena o liberación de un régimen sanguinario?

Con motivo de una efeméride, los 500 años de la caída de México-Tenochtitlán -a manos de las tropas españolas comandadas por Hernán Cortés y sus aliados indígenas antagónicos a los Mexicas- han aflorado las diversas visiones que sobre el pasado existen.

En una ceremonia en la Plaza de la Constitución, bajo la sombra de una maqueta que recuerda el Templo Mayor de la ciudad prehispánica, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum recordó la “historia milenaria” de la Ciudad de México en la que sus habitantes “jamás han dejado de resistir y luchar por la justicia, la libertad y la igualdad, por ello nuestra ciudad es progresista”.

“En esta ciudad se vive la rebeldía y el amor, por ello el racismo, el clasismo y todos esos ‘ismos’ que son reminiscencias del México colonial, no tienen más futuro, son el pasado”, abundó Claudia Sheinbaum.

Mientras, a 9 mil kilómetros de distancia, desde su cuenta de Twitter, el partido político “Vox” -identificado como una fuerza política de extrema derecha- expuso su visión de la caída de Tenochtitlán.

“Tal día como hoy de hace 500 años, una tropa de españoles encabezada por Hernán Cortés y aliados nativos consiguieron la rendición de Tenochtitlán. España logró liberar a millones de personas del régimen sanguinario y de terror de los aztecas”.

Un mismo hecho, dos visiones radicalmente opuestas. El ejemplo es nítido para ilustrar la teoría del discurso. Un mismo hecho es dotado de significados distintos por una narrativa, en la que hay personajes protagónicos y antagónicos.

En medio de estos antagonismos hay una silenciosa realidad mayoritaria: el mestizaje, que es -al unísono- la negación y síntesis de lo indígena y lo español.

El grueso de los mexicanos no somos indígenas, estos pueblos son una minoría. La autoadscripción indígena es del 11% de los 126 millones de mexicanos.

Tampoco somos europeos, aunque haya añoranza y aspiracionismo entre algunos sectores.

El fracaso del discurso del mestizaje ha sido convertirse en el opresor del indígena y por ello requiere una reformulación profunda. Y sí, requiere de una reconciliación con lo indígena.

Las narrativas poderosas necesitan antagonismos poderosos. Necesitan construir un nosotros frente a un ellos. El discurso reconciliador, tiene ese enorme reto.

Y así como se interpreta y reinterpreta el pasado, en la actualidad se dota constantemente de significado y sentido a los hechos recientes por parte de quienes están en la disputa por el poder político.

La lucha política es una permanente lucha semántica.

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Gabriel Morales López

Periodista, académico y empresario | Llevo trabajando en la web desde 1998 | Master en Periodismo por El Mundo y Universidad San Pablo CEU, becario de la Fundación Carolina 2005-2006. | Sígueme en LinkedIn.

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