La soledad del bullicio interior ayuda a comprender que es el momento (forzado) para poner un orden, para plantear una manera distinta de llevar la vida… comprender que las crisis tienen una parte oscura y temida, pero también obligan a enfrentar a lo que eres en realidad. En tiempos de crisis es cuando la verdad sale a relucir. Llevar a alguien al extremo ayuda a que aflore lo que verdaderamente es.
Este desértico paisaje que se vive a nivel personal es un reflejo de la crisis nacional e internacional, un bicho (o virus) vino a poner el mundo de cabeza, pero las crisis no sólo traen catástrofe, también traen consigo la oportunidad para mostrar el carácter, no sólo es resistir, también es la posibilidad de demostrar y demostrarnos que podemos mejorar.
El momento de plantear una redistribución en las prioridades ha llegado, el momento de definir si la vida es más importante que la ganancia, es momento de modificar las relaciones del estado -población – mercado. Este momento pone en evidencia las desigualdades económicas entre los países pero también entre ciudadanos de una misma región.
El momento de enfrentar todo aquello que se ha temido ha llegado, un virus que ha ignorado la superioridad económica de las naciones, ha golpeado con toda su fuerza a países poderosos, la muerte demuestra una vez más ser la gran mediadora, nada elitista al poseer lo mismo pobres que ricos, blancos o negros, hombres o mujeres.
Esta crisis ha dado un palmo de narices a la idea de que el capital está antes que la vida, ha volteado la idea de la grandiosidad del mercado y ha mostrado su vulnerabilidad, pero además ha expuesto la importancia del trabajo del obrero, destacando con esto las brechas salariales, exponiendo en toda su magnitud las diferencias entre las clases sociales.
Ha desnudado el flagelo a las universidades creadoras de profesionales necesarios y ha puesto en evidencia que poco se ha hecho para procurar los espacios para cuidar de la vida y la salud de las mayorías, los ha tratado como seres desechables que pueden reemplazarse sin problema.
Este virus ha demostrado que a pesar de la poca efectividad de las plegarias, son más comunes los susurros en la iglesia que los llamados a profesionales de la salud mental.
Ha reivindicado el valor de la tecnología, la cual ha mostrado su utilidad para mantener el mundo en contacto.
Pero sobre todo, ha mostrado que somos una especie vulnerable, ha mostrado que no somos la especie-madre de todo lo que existe en la naturaleza; nos ha puesto enfrente nuestra verdadera realidad y lo pequeño que somos. Nos ha mostrado que sólo somos una partecita pequeña… y no precisamente la más importante, pero sí la más depredadora.
El momento de cambiar el orden de las cosas tal como lo conocemos, ha llegado. La crisis ha llegado.
“El momento de cambiar el orden de las cosas tal como lo conocemos, ha llegado. La crisis ha llegado”
Es momento de EXTRAER de lo mejor de nosotros mismo y así convertir esta tierra en nuestra tierra prometida.