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El voto razonado contra las “fake news” en las próximas elecciones

A menos de un año de las elecciones en las que estarán en disputa alrededor de 21 mil 368 cargos de elección popular en México, el debate político se enfoca en el previsible encontronazo político entre la continuación del proyecto que representa la 4T, por un lado, y los partidos políticos de oposición, por el otro, que buscarán arrebatarle al Partido de Morena presencia en la Cámara de diputados, así como en la mayoría de los cargos que estarán en juego a nivel nacional.

La discusión en torno al escenario electoral que se avecina refleja la polarización entre la izquierda y la derecha, y se elaboran infinidad de predicciones sobre la configuración del mapa político de México a partir del 6 de junio de 2021; pronósticos que no están exentos de  filias ni fobias políticas, salvo aquellos que son ajenos a intereses partidistas y que cuentan con rigor en el método estadístico.

Además de la renovación de la totalidad de la Cámara de Diputados (500 legisladores federales), la magnitud del proceso electoral se mide por la concurrencia en esa fecha de 32 elecciones  locales, en las que se elegirán 15 nuevos gobernadores, 30 legislaturas estatales, así como un cúmulo de presidentes municipales y regidores que componen los Ayuntamientos.

Al margen de la polarización política y las predicciones, la proximidad del proceso electoral constituye una valiosa oportunidad para refrendar, una vez más, la relevancia que tiene para nuestra democracia el voto libre y razonado.

El ejercicio responsable de este derecho y la madurez democrática de los ciudadanos constituyen un blindaje frente al uso cada vez más frecuente de la propaganda perversa que significan las noticias falsas (fake news), alimentadas y replicadas por el uso cada vez más frecuente de robots informáticos (bots) en las redes sociales de internet.

Dichos mecanismos informáticos que, por lo demás, ya forman parte del panorama electoral de casi todos los países donde hay comicios, degradan el debate político y la sana confrontación de ideas, haciendo uso indiscriminado de la mentira y la desinformación para manipular el voto.

El engaño como instrumento de manipulación informativa no es nuevo, ha sido utilizado en el pasado desde la aparición de la imprenta y, luego, a través de los incipientes medios masivos de comunicación masiva (mass media) del siglo XX, como la radio y la televisión, sin embargo, en la nueva era del internet su aplicación se ha “normalizado” y sus efectos negativos para la democracia han sido bien documentados.

En La Teoría y Práctica de la Propaganda, el maestro Edmundo González Llaca, refiriéndose a los clásicos medios de comunicación y a la propaganda electoral, afirmaba, no sin razón, que “la comunicación política tiene un nuevo y nefasto impulso a través de la mercadotecnia, que intenta reducir las ideas políticas a los gustos del consumo frívolo, aplastando los espíritus y la capacidad crítica de los pueblos”, y advertía “sobre las estratagemas y los mecanismos de la propaganda ficticia y deshonesta”. 

Tema que tiene una enorme vigencia en la actualidad, en la que si bien la aparición del internet y las redes sociales promueven la libertad de expresión, también han sido usadas como herramientas de manipulación de la opinión pública, con fines electorales.

No obstante que se ha considerado que una escasa instrucción y concientización política facilitan la manipulación por parte de la llamada mercadotecnia política, también está demostrado que en muchas personas subyacen motivaciones psicológicas para querer creer en las “fake news”, pues en no pocas ocasiones son un medio para reafirmar convicciones o prejuicios  propios, es decir, para reforzar lo que “deseamos creer” sin molestarnos en el escrutinio, el discernimiento razonado sobre la veracidad de las mismas o, por lo menos, la confrontación con otras fuentes de información.

El próximo proceso electoral será sin duda una nueva oportunidad para demostrar como ciudadanos nuestra madurez democrática, pero también nuestra capacidad para ejercer –de una manera verdaderamente informada y razonada–, nuestro voto, el cual debe ser ejercido de acuerdo con nuestras preferencias políticas, sí, pero también de forma reflexiva sobre los proyectos que representan los distintos partidos y candidatos.

Opiniones y comentarios:     ramosroberto473@gmail.com

Roberto Ramos Bonilla

Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro, abogado litigante y Presidente del Consejo Directivo de "Foro Ciudadano del Estado de Querétaro", A.C.

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