En nuestro país, con particular respeto y fervor, conmemoramos en este sábado, el día de los Fieles Difuntos.
Por ello, se concatenan una serie de celebraciones que van desde la gastronomía – pan de muerto -; presentación de ingeniosos disfraces, como las catrinas; expresiones de arte con tapetes multicolores formados con flores de cempasúchil y coloridos aserrines, hasta los deliciosos y artísticos alfeñiques de azúcar.
Además, en la generalidad de las ciudades son montados, con ingenio y vistosidad, los Altares de Muertos, dedicados a quiénes en vida destacaron en alguna actividad en ese conglomerado social.
Y que remedio, los mexicanos jugamos con la vida y, a veces, con la muerte.
Los panteones, a donde algún día llegaremos, se visten de coloridas flores y algunas familias hasta le llevan música a sus muertitos, para que, en medio del llanto, recuerdan a su ser querido con las melodías que más le gustaban.
Celebramos pues este día, cantando y llorando… “porque la vida comienza llorando y así llorando se acaba” diría el inolvidable José Alfredo Jiménez.
Pero este recuerdo de la mente, abarca y se extiende también a los políticos, porque no es lo mismo decir “políticos muertos” y que el Señor los tenga en su santo seno, que decir “muertos políticos”.
Ocupémonos, levemente, de estos últimos.
Los “muertos políticos” son los primeros síntomas – y muy graves – de aquellos que han perdido una elección. O varias. Y si bien también estos pueden resucitar, les cuesta más trabajo que a aquellos que mueren “solo” en una contienda interna de su partido.
En esta fecha pues, se mezclan arte, tradición y pesares.
Así, en los panteones, se dan respetables cuadros de llanto, de música y rezos, dedicados todos a nuestros seres queridos.
Otra costumbre también muy nuestra, mexicana pues, es la dedicación de calaveritas en verso, que recuerdan de nuestros fallecidos, costumbres, inclinaciones o aficiones, en ingeniosas rimas.
Esta es una de ellas, si bien mi vena de “poeta” no es muy generosa conmigo.
Y se refiere con todo respeto – como no – a los políticos.
“No los des por fallecidos, a nuestros queridos políticos; algunos ya se hicieron ricos y solo cambian de partido”.
Haga su calaverita y compártala en familia, con sus amigos y compañeros.
Le deseamos que tenga un venturoso Día de Muertos.
Muertos políticos, Muertos políticos, Muertos políticos, Muertos políticos, Muertos políticos.