¿Cuántas veces no has escuchado o dicho que se trata de un menor de edad, para referirte a toda persona que no ha cumplido los 18 años? ¿Lo hiciste con una mala intención? Estoy segura de que no y sin embargo es importante que vayamos cambiando nuestra forma de expresarnos.
Te cuento que los tribunales colegiados han adoptado el siguiente criterio:
Es conveniente abandonar el término “menores” para referirse a niñas, niños y adolescentes, a fin de respetar el principio de su interés superior y el derecho a la igualdad y a no discriminiación.
– Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito.
Tú dirás: ¿qué tiene de malo?, o al menos eso me pregunté yo, cuando una compañera en la oficina me hizo dicha observación.
Como sabes, el lenguaje es parte de nuestra cultura y como tal denota nuestros valores y creencias más arraigadas. A veces no es que sean creencias personales, sino las del colectivo social, pero se revelan en frases o conductas que aprendemos mientras crecemos y que a la larga se nos hacen tan familiares y las repetimos sin mayor reparo. Las consideramos inocuas.
Sin embargo, estos valores y creencias se van transformando a lo largo del tiempo. Hay temas en particular en los que como sociedad hemos hecho una reflexión profunda y nos hemos dado cuenta que las cosas no eran como creíamos.
Ya si le hurgamos un poquito más, nos damos cuenta que hay cosas del día a día que podemos ir modificando para reconocer derechos y valores, propios y de los demás.
Es el caso del término “menores de edad” que por sí mismo implica una situación de jerarquía, colocando a los niños, niñas y adolescentes (NNA) un una situación de inferioridad cuando también son sujetos de derechos.
Ahí otras frases cotidianas, como las que dal el título al presente, que seguramente te suenen familiares ya sea porque tu las has dicho o porque a lo mejor te las dijeron a ti: “No interrumpas a los adultos”, “Si es mayor que tú, tienes que obedecerlo”, “Tú no sabes, eres un niño”, ¿Qué otras frases conoces?
Todo esto deviene de lo que se ha considerado como “Adultocentrismo” es decir, poner al adulto al centro y como ser superior dentro de la sociedad. Pero ¡No! esas frases aunque parecen inofensivas no hacen más que invisibilizar las voces de las niñas, niños y adolescentes, que si los escuchas bien, tienen mucho que decir, muchas veces con mayor coherencia que varios adultos que conozco.
Este tipo de actitudes consciente o inconscientemente los invisibiliza, lo cual normaliza la violencia por considerar que son parte de su educación, y descalifican sus necesidades y sentimientos.
Finalmente, te invito a reflexionar. Estos cambios en el lenguaje dan testimonio de una transformación social. ¿De qué manera nos relacionamos con otras generaciones?
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Pd. Este criterio es obligatorio para las autoridades a partir del lunes 22 de mayo de 2023. Si quieres consultar la Tesis de Jurisprudencia completa, da click en el enlace.
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