Es común creer que entre más enamorado te cases, mejor te irá… la realidad no funciona así necesariamente, pues en esta etapa disminuimos en un 60% la función de la corteza prefrontal.
De hecho, cuando estamos enamorados nuestra corteza prefrontal desaparece, se desactiva, se apaga, se anula pues, si a esto le sumamos que la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo, o sea los cambios hormonales, los recuerdos y la generación de emociones están muy activados, aquello se vuelve una bomba.
Entre más dopamina liberemos en el área tecmental ventral (ATV), se activan los receptores D2 que están en la corteza prefrontal y se inhiben las neuronas de esa zona, que son las que nos hacen ser más objetivos, lógicos y congruentes, pero nos quedamos con toda la actividad límbica activa, pues incluso recordamos todo, estamos estimulados sin lógica pero con mucho placer. Generamos trenes de alta frecuencia, con otros neurotransmisores, perdemos los frenos: entre más enamorados, más dopamina y noradrenalina. Esto incluso es mucho más fuerte de los 16 a los 23 años, después de ahí va en declive poco a poco.
Ahora bien, tu cerebro está habilitado para vivir siete enamoramientos en la vida, leíste bien, siete, pueden incluso ser simultáneos y paralelos, y ¿qué crees?, según el neurofisiológo, Dr. Eduardo Calixto, jefe de departamento y área médica del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, “el cerebro puede amar a dos personas al mismo tiempo, que lo controlemos social y psicológicamente para que no suceda, es otra cosa, pero de poder, se puede, aunque el cerebro jerarquiza el cariño y amor, otorga más cariño y atención y calidad a la persona que más quiere. Por lo tanto, no se trata de querer igual, pero se puede querer a dos al mismo tiempo”.
No hay muerto malo…
Según el Dr. Calixto, “incluso algunas ex parejas después de 7 años reviven ciertas emociones, ya que el cerebro cambia el orden y la estructura que dejó huella en nosotros, pasa de ser el `innombrable´ al `no era tan malo´, con nuestro cerebro editamos y reeditamos los recuerdos, cambiamos la historia de cómo vemos a la ex pareja y esto te puede llevar a re-enamorarte de aquel rufián o musaraña que tanto empacho te provocó”.
¿Por qué es doloroso?
Eduardo Calixto explica que “aprendemos cuando el giro del cíngulo conecta con la corteza prefrontal y entonces juntos dan significados a la vida. El aprendizaje modifica lo biológico, pues entre los 7 y 15 años de edad aprendiste en casa lo que no te imaginas, lo que resulta fundamental para saber cómo conectaremos con los demás. De ahí que no puedas con las mentiras, con los engaños o con la impuntualidad”.
No hay que olvidar que los cerebros de hombres y mujeres sí tienen diferencias que participan en distintos procesos, como el del enamoramiento, por ejemplo, en el 75% de los casos las mujeres creemos que nos aman tal cual nosotros amamos, esto es incorrecto. Mientras al escuchar un “te amo” la mujer la conecto sus dos hemisféricos en la mitad de un segundo, el hombre en un segundo al escuchar la misma expresión, a penas enciende el hemisferio derecho. Esto es porque en las mujeres el cuerpo calloso es mucho más grande un 30%.
¿Entonces, estas frito?
Hay que entender que el enamoramiento es la proyección de lo queremos que pase con la persona que queremos, pero para llegar al amor, que es un proceso más elevado, hay que pasar por una maduración, desensibilización de dopamina y generación mutua de oxitocina, que junto con otros factores te adentren a procesos decisivos mucho más objetivos y selectivos.
¿Te picaste? échate “Amor y desamor en el cerebro”, del Dr. Eduardo Calixto, libro de lectura ágil y ligera, para comprender un poquito más desde dónde tomas decisiones del corazón con el cerebro.