Si alguna vez has sentido que una caminata al aire libre o una sesión de baile te pone de buen humor, no es casualidad.
El ejercicio aeróbico no solo fortalece el corazón y los pulmones, también tiene efectos profundos y positivos en el cerebro.
Durante la conferencia Ejercicio y neuroplasticidad, importancia del ejercicio en la memoria y la salud mental, Alonso Martínez Canabal, profesor del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Ciencias de la UNAM, explicó por qué mover el cuerpo también ayuda a despejar la mente.
Más dopamina, menos tristeza
“Con la actividad física se incrementan los niveles de dopamina y serotonina en el cerebro, y eso tiene un efecto antidepresivo”, detalló Martínez Canabal.
Estos neurotransmisores son claves para sentir placer, motivación y bienestar.
Además, el ejercicio promueve la liberación de otras hormonas que impulsan la regeneración neuronal y fortalecen la memoria.
Estudios recientes muestran que personas mayores que practican ejercicio aeróbico presentan un aumento en el tamaño del hipocampo, una región esencial para el aprendizaje y los recuerdos.

El estrés, enemigo de la memoria
Por el contrario, el estrés sostenido reduce la producción de nuevas neuronas (neurogénesis) en el cerebro, lo cual puede afectar directamente la memoria y facilitar la aparición de trastornos como la depresión.
“La depresión es una enfermedad de la memoria”, explicó el investigador.
No solo implica tristeza o desmotivación, sino una dificultad para reinterpretar los recuerdos de forma positiva. Esto se relaciona con sesgos cognitivos, pensamientos repetitivos negativos y marcos mentales marcados por experiencias dolorosas del pasado.
Martínez Canabal compartió que el cerebro tiene capacidad de cambiar y adaptarse, algo conocido como plasticidad neuronal.
El ejercicio físico estimula este proceso: favorece el crecimiento de nuevas dendritas (ramificaciones de las neuronas) y fortalece las conexiones entre ellas, lo cual ayuda a consolidar aprendizajes y a recuperar funciones tras un daño.
“Cada sinapsis es un pequeño almacén de memoria”, señaló el especialista. Es decir, mientras más ricas y saludables sean esas conexiones, mejor será nuestra capacidad para recordar, adaptarnos y tomar decisiones.
Un hábito que vale la pena mantener
Hacer ejercicio aeróbico de forma regular —como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta— no solo mejora la salud cardiovascular y física, también es una estrategia eficaz para cuidar nuestra salud mental.
“Es bueno recordar, pero también saber cuándo dejar atrás lo que ya no nos sirve y reinterpretar nuestras experiencias para seguir adelante”, concluyó el experto.
Así que la próxima vez que te sientas abrumado, considera ponerte los tenis. Puede que tu cuerpo te lo agradezca… y tu mente aún más.
Con información de la UNAM.