Durante el primer parlamento abierto “El impacto de la pobreza alimentaria en la niñez mexicana”, realizado en la Cámara de Diputados y encabezado por la vicepresidenta Karla Y. Almazán Burgos y el Dip. Emmanuel Reyes Carmona, presidente de la Comisión de Salud, el Dr. Carlos Castillo Rangel participó como ponente del tema “Los efectos de la Pobreza Alimentaria: La Desnutrición Infantil”, y durante su presentación destacó que la alimentación infantil en México, va más allá de tomar en cuenta las precariedades en las que se desarrolla el menor.
Enfatizó que influyen los usos y costumbres del entorno en el que se desarrollan, la condición económica que se mantiene fluctuante ante la inflación por la que estamos atravesando y por encima de estos factores tenemos que tener en cuenta tres puntos fundamentales:
Expuso que en el primer punto se encuentra, la Obesidad y sobrepeso que actualmente padecen 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años y 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años coloca a México entre los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial.
Segundo, la desnutrición crónica que padecen 1 de cada 8 menores a 5 años.
Tercero, la falta de lactancia materna, actualmente 7 de cada 10 bebés son privados, durante sus primeros 6 meses de vida, de los nutrientes que necesitan y ayuda a prevenir enfermedades. Lo anterior con datos que precisó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Es importante destacar que allá afuera hay 4.8 millones de mexicanos y mexicanas que probablemente no han comido y tal vez no lo harán en el resto del día, siendo que actualmente el 3.7% de la población total lucha contra la inseguridad alimentaria, según lo informó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura”, dijo el Dr. Carlos Castillo Rangel.
Añadió que “la pobreza es una privación de elementos fundamentales para un correcto desarrollo, esta necesidad básica de tener acceso a una alimentación balanceada puede que a corto plazo o de forma permanente no sea satisfecha. Entonces, una persona que no accede a la alimentación no alcanza un estado de bienestar”.
Destacó que en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares 2020, se mostró que el 46.7% de los hogares mexicanos manifestaron preocupación sobre la falta de comida; el 12.6% de los hogares, efectivamente, se quedaron sin comida y sin dinero para comprar más alimentos.
Además, que en este mismo año, 24 mil 790 personas fueron atendidas en centros públicos de salud por desnutrición leve, 4 mil 320 por desnutrición moderada y 2 mil 304 por desnutrición extrema.
“Pero en este congreso, tenemos hoy la posibilidad de estudiar cada una de las necesidades y, con ello, analizar la efectividad de las políticas implementadas para saciar las necesidades alimentarias básicas de las y los infantes”, confió Castillo Rangel”.
“El hambre y la inseguridad alimentaria no solo dignificarán y brindarán la posibilidad de una vida digna, sino que, el brindar el acceso alimentario, se verá reflejado en ámbitos básicos para el desarrollo infantil, tales como: indicadores educativos, culturales, sociales, demográficos y económicos” añadió el reconocido médico.
Entrando en el tema de propuestas, el Dr. Carlos Castillo Rangel destacó tres puntos:
La primera es la educación financiera desde casa, disminuyendo los gastos hormiga y realizando una planificación de los gastos fijos mensuales, lo que va a propiciar una mejor distribución de los recursos familiares para ser invertidos en productos básicos que aporten a una sana alimentación.
La segunda implica que las y los Diputados asuman esta necesidad por la que atraviesa la población y presenten proyectos de resolución, que subsidien a los productores de alimentos y así poder reducir los costos, bajando el precio de los insumos que componen la canasta básica que al día de hoy sigue incrementando, derivada de los conflictos mundiales como la guerra y la reciente pandemia que mantiene en constante crecimiento en costos.
Ligado al punto anterior, es importante que Gobierno, Empresarios y Sociedad Civil se sumen, inicien o en su defecto den continuidad a las campañas de entrega de canastas y tarjetas alimentarias, así como jornadas de canasta básica a bajo costo, para que las familias, con niñas, niños y adolescentes, afectados económicamente, puedan tener un desarrollo óptimo y dejen de vivir las consecuencias de una mala alimentación.
Añadió que es fundamental que instituciones como la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), se sumen a la correcta aplicación de los precios, ya que han aumentado los casos en los que los proveedores de los suministros abusan del continuo cambio de los costos aplicando un aumento mayor al permitido.
“Para concluir, es importante recordar el compromiso que tenemos como sociedad de sumarnos a las estrategias que proporcionen nutrición a las nuevas generaciones que van a liderar nuestro país y el que estas se desarrollen de forma adecuada, dando las herramientas necesarias para facilitar un desarrollo de la misma y no propiciar una solución temporal” finalizó el Dr. Carlos Castillo Rangel.