El uso de plaguicidas en la agricultura puede causar daños bioquímicos y conductuales en el cerebro de animales, advirtió la investigadora del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Verónica Mireya Rodríguez Córdova, quien realiza sus experimentos en Juriquilla, Querétaro.
En su laboratorio, la experta expone a ratas y ratones a pequeñas dosis de glifosato y atrazina, dos plaguicidas de uso común en cultivos y parques.
Durante el estudio, observó alteraciones en la memoria, el movimiento y el comportamiento social de los animales. Al analizar los cerebros, detectó cambios en los niveles de dopamina y otras sustancias químicas relacionadas con enfermedades como Parkinson, autismo y ansiedad.
“El glifosato en el agua y la atrazina en las galletas causan ansiedad, fallas en la memoria y alteraciones motoras en los roedores. Además, comprobamos que la atrazina mata células dopaminérgicas y disminuye la dopamina en el cerebro”, detalló Rodríguez Córdova.
El estudio también arrojó diferencias entre hembras y machos: las hembras mostraron alteraciones conductuales más tempranas, posiblemente relacionadas con cambios hormonales.
La investigadora alertó que los seres humanos estamos expuestos a estos químicos por el consumo de alimentos del campo, aire y agua contaminados.
“El glifosato es el plaguicida más usado en el mundo y también el más peligroso. La atrazina, además de emplearse en cultivos, puede contaminar el agua potable, lo que ha llevado a su prohibición en algunos países”, explicó.
Los resultados de esta investigación se publicarán próximamente y buscarán aportar nuevas evidencias sobre la relación entre plaguicidas y enfermedades neurológicas.
Con información de la UNAM.