El testamento es un documento que permite a las personas decidir el destino de sus bienes tras su fallecimiento.
Miguel Ángel Beltrán Lara, presidente del Colegio de Profesores de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la UNAM, explicó que cada testamento debe adaptarse a las circunstancias de quien lo elabora.
En la Ciudad de México, el único tipo permitido es el testamento público abierto, que debe realizarse ante un notario.
Este documento, redactado por un especialista, garantiza que los deseos del testador se cumplan plenamente.
Libertad para disponer de los bienes
Beltrán Lara destacó la libre testamentifacción, lo que significa que las personas pueden decidir quiénes heredarán sus bienes.
No es obligatorio nombrar a familiares cercanos como herederos, aunque en la mayoría de los casos estos son los designados.
Los bienes que se heredan son aquellos que se poseen al momento del fallecimiento, y el heredero recibe todos los bienes, salvo que se establezca un legado específico para otra persona.
La figura del albacea y las reglas sin testamento
Si no hay un testamento, las disposiciones legales de la sucesión intestamentaria determinan a los beneficiarios, generalmente parientes cercanos.
El albacea se encarga de cumplir con la voluntad del testador o con las disposiciones legales.
Beltrán Lara aclaró el mito de que, en ausencia de testamento, los bienes pasan al gobierno.
En realidad, se otorgan a los familiares más cercanos, y solo si no existen, los asume el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia.
Costos y programas para elaborar el testamento
En la Ciudad de México, el costo de un testamento oscila entre seis mil y ocho mil pesos.
Sin embargo, durante septiembre, conocido como el “mes del testamento”, existen descuentos que reducen el costo a tres mil 700 pesos, facilitando el acceso a este trámite.
Beltrán Lara recomendó siempre mantener el control de los bienes hasta el fallecimiento, para evitar complicaciones legales o despojos.