El puerto de Los Ángeles, “frío” por la guerra comercial de Trump

En el puerto de Los Ángeles, las grúas que descargan mercancía desde Asia se mueven más lento y el bullicio habitual ha disminuido.

“Se podría oír caer un alfiler, es muy inusual”, dijo Gene Seroka, director del puerto, a la agencia AFP.

La caída de actividad es uno de los primeros efectos visibles de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, iniciada por el entonces presidente Donald Trump.

Los nuevos aranceles y represalias han enfriado el comercio entre ambas potencias.

Los puertos de Los Ángeles y Long Beach forman la mayor entrada marítima de productos asiáticos a EE.UU., y ahora enfrentan una desaceleración que podría impactar directamente el consumo en todo el país.

Para la semana del 4 de mayo, el puerto de Los Ángeles esperaba una caída del 35% en la carga recibida, en comparación con el mismo periodo de 2018. Long Beach proyectó una baja del 30% para todo mayo.

Varias embarcaciones cancelaron sus rutas. “Muchos minoristas y fabricantes han presionado el botón de pausa, parando todos los envíos procedentes de China”, explicó Seroka.

Productos chinos, hasta 2.5 veces más caros

China ha sido el principal blanco de los nuevos aranceles. Algunos productos enfrentan impuestos de hasta 145%. En 2018, las exportaciones chinas hacia EE.UU. superaron los 500,000 millones de dólares, según cifras de Pekín.

“El costo de un producto fabricado en China es ahora dos veces y media más caro que el mes pasado”, afirmó el director del puerto angelino.

Trump anunció nuevos aranceles contra casi todos los países del mundo, aunque luego estableció un impuesto general del 10%. Este sobrecosto lo pagan los importadores, no los vendedores, y afecta al comercio en todo el país.

“No es sólo un problema de la costa oeste. Afecta a todos los puertos, ya estén en el este o en el golfo”, advirtió Mario Cordero, director del Puerto de Long Beach.

Foto: Robyn Beck / AFP

Inventarios al límite y riesgo de estanterías vacías

A inicios del año, muchas empresas en EE.UU. apresuraron pedidos para adelantarse a los aranceles, saturando los almacenes.

Pero con la entrada en vigor de los impuestos, los pedidos han disminuido. Seroka advirtió que si la Casa Blanca no revierte la medida, los consumidores verán consecuencias en poco tiempo.

“Los importadores estadounidenses, especialmente en el sector minorista, me dicen que hoy tienen entre cinco y siete semanas de existencias normales a mano”, explicó.

Si el conflicto comercial continúa, habrá menos productos disponibles en tiendas físicas y plataformas de comercio electrónico.

Seroka lo resumió como “un golpe directo en el bolsillo” para los consumidores estadounidenses.

Transportistas y pequeños empresarios, los primeros en resentirlo

Antonio Montalbo, conductor de camiones y dueño de una pequeña empresa en el sur de California, ya nota los efectos.

Necesita reemplazar el motor de arranque de uno de sus vehículos, una pieza fabricada en China. Hoy cuesta el doble.

Trump ha “creado un ambiente hostil en el puerto para los conductores”, dijo Montalbo, de 37 años.

“Estamos enfadados con Donald Trump. Tiene que ir a ver un poco el país, porque tiene a muchos camioneros enfadados”, agregó.

Ante el alza de costos de mantenimiento y la baja de trabajo, calcula que podría despedir personal en los próximos seis meses.

Montalbo votó por Trump en 2018, esperando una mejora económica. Hoy piensa distinto: “Ahora tenemos algo peor que la inflación, que se llama aranceles”.

Con información de AFP

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