Luego de que José Ramón López Beltrán asegurara que sus ingresos provienen de su trabajo como asesor legal en Houston, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que la empresa en la que labora su hijo pertenece a los hijos de Daniel Chávez, un empresario que actualmente funge como supervisor honorífico de la construcción del Tren Maya.
“Lo que dio a conocer José Ramón es dónde trabaja, en efecto, es una empresa de los hijos de Daniel Chávez que me ayuda como supervisor honorífico en el Tren Maya, pero no cobra absolutamente nada ni tenemos ninguna relación de negocios, él no tiene ningún negocio con el gobierno federal, no hay ningún problema de interés, es de los empresarios que nos ayuda porque quiere”.
Durante la conferencia matutina de este lunes, el mandatario justificó el haber mostrado los supuestos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola, a quien acusó de recibir dinero por parte de los conservadores para atacarlo e intentar debilitar a su gobierno.
“Yo no sé por qué se alebrestaron tanto, se incomodaron tanto porque señalé aquí una información que me hicieron llegar sobre lo que gana Loret de Mola. Cómo no dar a conocer esa información si ese señor se dedica a golpear, no solo al gobierno, no solo al presidente, sino al proyecto de transformación que estamos llevando a cabo millones de mexicanos para acabar con el principal problema de México: la corrupción”.
Finalmente, el tabasqueño señaló que “no se va a dejar”, y pedirá al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) los recibos y facturas del periodista para investigarlo, y corroborar el origen de sus ingresos, al asegurar que los medios que realizaron los supuestos pagos son entidades de interés público.
El domingo pasado, el hijo mayor del presidente, José Ramón López Beltrán, publicó un escrito en redes sociales en el que aseguró que sus ingresos provienen de su trabajo como asesor legal en KEI Partners, una empresa desarrolladora y constructora en Houston, Texas, con lo que sostuvo que no hubo conflicto de interés con respecto a la casa donde vivió con su esposa, y que era propiedad de un alto ejecutivo de Baker Huges, una empresa ligada a Pemex.