La contaminación por carbono negro que genera el turismo en la Antártida podría acelerar el derretimiento de la región en 83 toneladas de hielo por cada visitante, y en hasta mil toneladas por cada investigador, así lo dio a conocer un estudio realizado por la Universidad de Chile.
Los científicos encontraron que la contaminación generada por la quema de combustibles fósiles hace que la nieve se oscurezca, absorba más energía solar y se derrita más rápido. Se estima que el carbono negro producido por barcos, aviones y generadores diésel genera 23 milímetros de nieve derretida adicional cada verano en las áreas más visitadas de la Antártida.
Entre 2019 y 2020 más de 74 mil turistas visitaron el continente helado, casi el doble de cifras que había hace una década. Además, cada año viajan entre mil y 5 mil científicos antárticos en las diferentes estaciones de investigación.
Incluso, el coautor del estudio, Raúl Cordero, advirtió que lo más preocupante es que, aún con todo ese deshielo, la Antártida sigue siendo la zona con la nieve más limpia, pues registra mil veces menos carbono negro que el Himalaya y cien veces menos que los Andes.
Los autores del estudio concluyeron que es necesario fijar un límite en el número de turistas que viajan a la Antártida anualmente pues, a decir de los científicos, es el continente más o menos impoluto del planeta, y se debe intentar mantenerlo así.