Entre dolor e incertidumbre, decenas de familiares de personas desaparecidas recorrieron este jueves el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, donde recientemente fueron hallados huesos calcinados y objetos personales.
El predio, presuntamente utilizado como centro de adiestramiento del crimen organizado, reaviva la esperanza de encontrar pistas que pongan fin a años de búsqueda.
Con veladoras y fotografías en mano, los parientes inspeccionaron el terreno en medio de la desolación. Entre los escombros, revisaron pesas, mancuernas artesanales y pertenencias que podrían haber sido utilizadas por víctimas reclutadas bajo engaños.
“¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”, gritó con la voz entrecortada Alejandra Cruz, quien desde 2021 busca a su hijo, Julio César Aguayo Cruz, de 19 años.
La mujer, integrante del colectivo Madres Buscadoras de Jalisco, acudió tras enterarse de que en el rancho hallaron una placa.
“Mi hijo tenía una placa, vivo o como sea que Dios me dé licencia de encontrarlo, pero quiero saber algo”, expresó, recordando la prótesis que le colocaron tras una cirugía en la pierna.

Fueron cremados, aseguran buscadores
El rancho, ubicado a unos 60 kilómetros de Guadalajara, es considerado por colectivos como un posible crematorio clandestino. Integrantes de Guerreros Buscadores, quienes localizaron las tres fosas, aseguran que en el sitio se incineraron cuerpos para borrar evidencias.
“Para nosotros esto es una agonía, porque estamos muertos en vida. Yo lo único que quiero es saber de mi hijo, yo no busco culpables”, dijo entre lágrimas Raúl Servín, quien busca a su hijo desaparecido en 2018.
La Fiscalía General de la República (FGR) tomó el control del caso tras detectar irregularidades en la investigación local, como la falta de un cateo exhaustivo, la omisión en la recolección de huellas y la nula clasificación de los hallazgos.
El fiscal Alejandro Gertz afirmó que se indagará si estas fallas fueron producto de negligencia o de una posible colusión con criminales.
También informó que las autoridades revisan varias identificaciones encontradas en el sitio, algunas pertenecientes a personas detenidas en otras regiones del país.
Aunque la Fiscalía permitió el ingreso de familiares y prensa, restringió el acceso a varias habitaciones de la finca, resguardada por elementos de la Guardia Nacional y la Fiscalía estatal.
Para los familiares, recorrer este predio significa una dolorosa esperanza. “Aunque sea un hueso, pero quiero tener algo que enterrar”, susurró Alejandra Cruz, mientras sostenía la foto de su hijo.