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Cine

Christine, de John Carpenter.

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Lo más difícil de adaptar una obra es captar la esencia sin comprometerla. Christine, de John Carpenter, basada en el libro de Stephen King, es un buen ejemplo.

(Christine, de John Carpenter)

Christine, un auto con mucha potencia.

Hace unas semanas, revisamos algunas películas que adaptan los libros de Stephen King, con motivo de nuestra celebración de Halloween y Día de Muertos. Estas fueron: The Long Walk (La larga caminata), 1922 y Misery (Miseria).

Misery está considerada como una gran adaptación del libro de King y al propio escritor le gustó la propuesta. Sin embargo, no todas las películas que se han hecho han sido de su agrado.

El ejemplo más famoso es The Shining, o El resplandor, de 1980, dirigida por Stanley Kubrick pues, como el autor lo propone, la película es como tener un hermoso Cadillac, pero sin motor. Y sí, si has leído el libro y visto el filme, podrás ver que son cosas muy diferentes.

El filme cambia un tanto los aspectos esenciales del personaje de Jack Torrance, además de otros puntos clave de la trama. Aun así, la propuesta de Kubrick tiene su propio valor.

Un caso similar es el de Christine, filme dirigido por John Carpenter, cuyo estreno fue el 9 de diciembre de 1983, tan solo siete meses después de que el libro se pusiera a la venta, el 29 de abril.

El director, quien también coescribió la banda sonora para Christine (junto con Alan Howarth), había tenido gran éxito con su primer filme de terror, Halloween (1978), aunque no había podido replicarlo dese entonces, pese a producciones como The Fog (La niebla, 1980), Escape from New York (Escape de New York, 1981), y The Thing (La cosa de otro mundo, 1982).

En Christine, Carpenter logró recuperar la aceptación de la crítica, además de hacer un filme de muy buena recaudación de taquilla. Y no solo eso, con el tiempo, el filme se volvió un clásico de culto.


Christine, la película.

Como en el caso de The Shining, Christine es un producto interesante, pero diferente a su obra base. La esencia se modifica y las motivaciones son diferentes. Ambas películas sacrifican el elemento humano para dar preferencia a lo paranormal.

La cinta inicia con la fábrica donde se ensambla el auto que será bautizado como “Christine”, un Chrysler 1958 Plymouth Fury, de color rojo (contrastando con el resto, de color blanco).

Cuando un trabajador revisa el auto, el capó se cierra violentamente sobre su mano. Posteriormente, otro trabajador entra al auto y tira ceniza de puro sobre los nuevos asientos. Poco después, el hombre es encontrado muerto.

20 años después, en Rockbridge, California (1978), Arnie Cunningham (Keith Gordon), un joven tímido y retraído (lo que llamaríamos un “nerd” en ese entonces), compra el auto por 250 dólares, pese a la negativa de su amigo, Dennis Guilder (John Stockwell).

El automóvil es vendido por George Lebay (Roberts Blossom), hermano del antiguo dueño, Roland, quien ha fallecido.

Christine es poco más que chatarra, por lo que tendrá que pasar por una renovación total. Arnie se obsesiona con el carro y su comportamiento se va endureciendo hasta el punto de parecer una persona distinta. Aunque bien podría serlo.

Cunningham se vuelve intolerante, grosero y violento, incluso con la gente más cercana a él, como sus estrictos padres o su nueva novia, Leigh Cabot (Alexandra Paul), quien accede a salir con él cuando no ha aceptado salir con ningún otro joven.

Unos compañeros de la escuela destrozan a Christine como venganza por la expulsión justificada de uno de ellos. Entonces, el auto no solo cobra vida, también reclama unas ajenas.


¿Libro o película? ¿Por qué elegir?

La película de Carpenter es bien lograda y con buen ritmo, sin ahondar demasiado donde no lo desea, por lo que vende el significado del filme tan pronto como inicia. El libro es más ambiguo en este sentido y abierto a interpretación.

En la obra de King, es trabajo del lector decidir si es Christine un auto diabólico o si está poseído por Lebay, aunque deja a entender que el dueño del auto se verá influenciado por la conducta de su antecesor.

La película es más directa en este sentido y establece en la secuencia inicial que Christine es una auto malvado desde su fabricación, mutilando la mano de un trabajador y asesinando a otro en su interior. Todo, sin siquiera salir de la línea de producción.

Y para no dejar lugar a dudas, en primer plano se escucha la extraordinaria canción de George Thorogood & The Destroyers, “Bad to the Bone” (“Malo hasta los huesos”).

Christine es un automóvil malvado, celoso y vengativo.

King tuvo la idea de lo que pensó sería un cuento corto, mas este se extendió hasta llegar a ser una novela completa. El escritor maniobraba en su cochera cuando observó el odómetro de su auto cambiar de 9999.9 a 10,000 millas.

El “tío Stevie”, ideó la historia acerca de un carro que, en lugar de envejecer, se hacía más joven. Esto lleva a que el Plymouth Fury, alias Christine, se pueda reparar a sí mismo y tenga vida propia.

Ambas versiones de Christine tienen algo que ofrecer y han dejado su marca en sus respectivos ramos.


The ofrezco la nota con el filme de Kubrick, The Shining:

The Long Walk (La larga caminata):

1922:

Misery (Miseria);

Y el clásico de John Carpenter, Halloween:

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