Los cambios son inevitables. En ocasiones, cuando niños, nos vemos imposibilitados para ser parte de las decisiones y debemos dejarnos llevar con la corriente que es la vida de los adultos. Sin saberlo, terminaremos siendo parte de una nueva aventura involuntaria, misma que servirá para forjarnos, ya sea para bien o para mal. Es en ese momento de la vida en el que debemos tomar el control de nuestro ser. No siempre se trata de nadar a contracorriente, sino de aprender a navegar, a sortear las aguas y atemperar las tormentas.
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El viaje de Chihiro (Spirited Away en Estados Unidos o Sen to Chihiro no Kamikakushi en Japón) nos muestra este mensaje de una manera pocas veces vista. O imaginada.
Es el surrealismo de la fantasía en su más alto nivel, traducida en celdas de animación que, al sucederse a una gran velocidad, nos atrapan en una magistral historia liderada por Hayao Miyasaki y los estudios Ghibli, de manera elegante, estética y equilibrada.
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Chihiro viaja con sus padres hacia un nuevo destino, a una nueva vida que, mientras representa una oportunidad, no es una elección propia de la niña. Cuando llegan a un mercado ambulante desierto, los padres de Chihiro se sientan en un puesto de comida y hacen lo propio. Al no haber quien atienda, ellos mismos se sirven. Chihiro viendo a sus padres absortos en los alimentos, decide explorar el lugar, lo que la lleva a un antiguo palacio. Lo que le espera dentro, nadie lo puede imaginar.
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Las producciones de Ghibli son famosas por su perfección. Su atención a los detalles y los sencillos, pero muy efectivos y positivos mensajes. Estos nos llegan por medio de personajes interesantes, historias entretenidas y bien narradas, con herramientas técnicas que nos envuelven y que son dignas de estudio, tales como la iluminación, la fluidez de movimientos, excelentes doblajes y bandas sonoras inspiradoras. Todo ello en un marco impecable de buena edición y dirección.
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En la cinta Sen to Chihiro no Kamikakushi, aparecen todo tipo de seres mágicos, que pueden ir de lo tierno a lo grotesco, e incluso, aun siendo adulto, no podrás sentir uno que otro escalofrío.
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No es horror, es la metáfora de encontrarnos sumergidos en una serie de cambios y la impotencia implícita, de encontrar cosas nuevas que se suceden una tras otras de forma vertiginosa y con seres fantásticos que son metáfora de las circunstancias mismas… ¿Qué hacer contra lo que no podemos cambiar? Adaptarnos y tener control. Después de un tiempo, lo disfrutaremos y haremos propio. Será nuestra nueva realidad. Hasta que llegue un nuevo cambio. Es entonces que lo desconocido toma el nombre de “aventura”.
El viaje de Chihiro se estrenó hace 20 años, el 20 de julio de 2001 en Japón y está considerada como una de las cumbres del anime. A otras regiones llegó tiempo después, como en el caso de Argentina, Brasil y Chile, donde se estrenó en julio de 2003; en Perú y Venezuela, en agosto; en Reino Unido y México, en septiembre de 2003.