En algunas ocasiones, nuevos comics son anunciados con bombo y platillo, como todo un gran suceso y con la promesa de que será algo impactante. Y en la mayoría de las veces así ocurre. Más los planes, como las reglas, a veces a veces se rompen. Eso sucedió con el lanzamiento de Fantastic Four en 1997; tal vez, el más corto en la historia de esta publicación.
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El nuevo volumen, el tercero de este comic, dio fin al periodo en el que cuatro de sus comics más importantes (y que tenían problemas de bajas ventas) fueron subrogados a dos de los fundadores de Image Comics y ex trabajadores de Marvel, Jim Lee y Rob Liefeld, bajo el nombre de Heroes Reborn. De eso te hablo aquí:
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Cuando terminó el contrato de un año y un mes con Jim Lee, quien tomó los cuatro títulos (Fantastic Four, Captain America, Iron Man y The Avengers) tras la renuncia de Liefeld, los héroes regresaron a su propio universo (habían pasado un año fuera de él y dados por muertos en su mundo, dando origen a nuevos equipos como The Thunderbolts). Esto ocurrió en la miniserie Heroes Reborn: The Return:
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Después de casi año y medio, los héroes estaban de regreso en casa y a punto de estrenar nuevas publicaciones, lo cual ameritaba un lanzamiento impactante por parte de Marvel, que incluía una campaña publicitaria dirigida a su mercado directo de lectores y coleccionistas.
El primero de los cuatro títulos en ser reestrenado fue Fantastic Four #1, con fecha de salida del 5 de noviembre de 1997. Le siguió Captain America #1 (el 19 de noviembre), Iron Man #1 (el 10 de diciembre) y Avengers #1 (el 17 de diciembre de 1997).
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Se consideraba a Fantastic Four como el principal de ellos, dado que fue el primer comic de Marvel en 1961. Por eso, su llegada era algo importante y fue promocionado ampliamente.
El título tendría historias escritas por Scott Lobdell, quien se había hecho de fama como escritor de X-Men, así como el arte de Alan Davis (con tintas de Mark Farmer, su colaborador habitual). Davis es uno de los artistas más reconocidos del medio.
Esta era la primera vez que a ambos creativos se les asociaba directamente al comic de los Cuatro Fantásticos.
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Por alguna misteriosa razón, Lobdell y Davis solamente produjeron los tres primeros números en Fantastic Four, volumen 3 (Davis trabajaría con el cuarteto años más tarde, con la miniserie de 6 partes, Fantastic Four: The End).
Al cuarto mes, otro colaborador de Davis comenzó a escribir Fantastic Four, la primera vez que lo hacía en su extensa carrera. Era Chris Claremont, quien se había alejado de The X-Men, había salido de Marvel y había regresado. En la cuestión del arte, el español Salvador Larroca haría los lápices, mientras que el entintador sería Art Thibert. Esta temporada fue considerablemente más larga que la de Lobdell y Davis.
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Los tres primeros números de Fantastic Four tienen un tratamiento totalmente clásico, lo cual resulta evidente al ver a The Mole Man como su primer enemigo, tal cual sucedió en la primera edición 1961. Otro villano de la era Lee y Kirby, es Red Ghost y sus Super-Apes.
Davis canaliza el estilo de Jack Kirby en su arte, tanto en escenarios como en la característica maquinaria kirbiesca, su dinamismo de narración y sus efectos visuales, como el conocido “Kirby Crackle” (que es un conjunto de puntos negros usados para indicar una gran cantidad de energía emanada por algún constructo o individuo).
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Obviamente, Lobdell establece varias ideas que no fueron desarrolladas. La historia inicia con el famoso cuarteto ubicado en París, donde conocen a nuevos enemigos, como The Ruined y The Crucible. The Thing, incluso, se topa con una turba de pequeños malandrines que lo molestan, tal como le sucede en la calle Yancy, en la ciudad de New York. Coincidentemente, el altercado se produce en Rue de Yancy.
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Al final del tercer número, aparece un mini poster de Davis y Farmer, con The Inhumans en el que se anuncia la despedida del par de artistas del título, así como el anuncio del arribo de Larroca y Thibert. En contraste, no se menciona a Lobdell; no obstante, en las dos siguientes ediciones se le menciona como aportador de la historia y a Claremont como guionista. Este tipo de acreditaciones suelen darse cuando el argumentista sale abruptamente de un título y su historia es concluida por otro.
Corto y atropellado, pero con tres excelentes números, inició el nuevo volumen de Fantastic Four, hace 25 años.
