La serie de televisión Sex and the City ha dejado marca en la cultura popular y se le considera importante en varios aspectos. Independientemente de lo que veremos, es un programa que tiene una gran realización y que cumple con su cometido principal, el de divertir y el de generar una relación –muchas veces permanente- con su audiencia.
La producción original de HBO, debutó hace ya 25 años, el 6 de junio de 1998 y tuvo una saludable vida de 6 temporadas en el mismo número de años, culminando el 22 de febrero de 2004.
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A su vez, Sex and the City desprendió dos filmes; así como la serie titulada The Carrie Dairies (de solo dos temporadas, 2013-2014) y la secuela reciente, And Just like That… continuación directa, situada 11 años después de la segunda película y cuya temporada número 2, estrenará en 2023.
La cadena HBO se ha distinguido por arriesgar en sus propuestas. Tienen la ventaja de no estar del todo supeditados a las mismas regulaciones que los programas producidos para la televisión abierta estadounidense. Por ejemplo, no tienen que realizar temporadas de 24 capítulos programados para ser transmitidos en el lapso de medio año (con una eventual repetición para completar el ciclo). Tampoco tienen que producir episodios sin un final en mente y que la vida del show dependa de los ratings.
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Otro atributo que le da facilidades a HBO, es que pueden mostrar violencia y sexo de manera más gráfica, lo cual ya se ha hecho una práctica estándar en estos días e incluso es cada vez más común verlo hasta en televisión de paga convencional. El uso del lenguaje es también más libre, pues determinadas palabras altisonantes pueden generar un cambio en la clasificación.
Hace 25 años, no era común ver desnudos completos en televisión, ni se podía hablar tan abiertamente de ciertos temas como la orientación sexual.
En Sex and the City, el personaje principal, Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker), es una escritora de artículos para una revista femenina. Carrie también funge como una adorable narradora ya que cada inicio y final de programa se enmarca como parte de algún artículo que ha surgido de acuerdo a sus vivencias. Al estilo Doogie Howser, pero con unos años más.
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Carrie es mostrada como una mujer exitosa en su vida profesional, pero que busca su rumbo personal como el resto de la gente, hombres o mujeres. La articulista es una profesional emancipada e independiente; el espectador la acompaña en su vida diaria. Y como todos sabemos, Bradshaw tiene tres inseparables amigas (al menos en el transcurro de la serie normal y los dos filmes): Samantha Jones (Kim Cattrall), Charlotte York (Kristin Davis) y Miranda Hobbes (Cynthia Nixon).
En la serie, como en la vida, las mujeres no son emocionalmente dependientes de su pareja y ese es uno de los objetivos principales de la historia. Por lo tanto, resulta muy interesante ver a los hombres como personajes secundarios, reaccionando al punto de vista femenino.
Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte sí, son personas emocionales, pero no más que sus contrapartes masculinas. La serie no se aprovecha de la situación para ridiculizar el papel del hombre y se maneja con verosimilitud. Sex and the City obedece a algo más que una idea sexista, es una necesidad natural de diversificar historias.
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Durante muchos años, las productoras no tenían confianza en que una mujer pudiera ser protagonista de un programa o filme y se aseguraba que no tendría el mismo éxito que un hombre. Un reflejo de ello, era la falta de equidad en los salarios. A la fecha, sigue siendo así, aunque las puertas se van abriendo.
Un total de 94 episodios han sido transmitidos y retransmitidos sin cesar desde su estreno y Sex and the City continúa siendo una franquicia popular que, muy probablemente, en algún momento tendrá una nueva versión. La original, de 1998, cumple 25 años de su inicio.
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