En otro tiempo, habríamos dicho que hoy se celebra el cumpleaños del creador de Batman, Bob Kane. Hoy podemos decir con gusto, el cocreador.
La historia de Bob Kane no es sencilla de contar, sobre todo si se busca la empatía del lector con el autor. Es verdad, Kane es tan responsable de que exista la industria del comic como cualquier otro de sus pioneros; el dibujante supo usar su don como visionario, aunque podía llegar a pensar demasiado en sí mismo.
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Bob Kane era dibujante y generaba ideas para sus historias. Cuando descubrió el éxito que tenía el nuevo comic de Superman, que había debutado en 1938, supo cuál era el camino a seguir. Para entonces no existían los superhéroes, sino seres más del estilo policiaco, detectivesco, con tintes de vigilante. Superman abrió la puerta para la presentación de seres con poderes extraordinarios. Al poco tiempo, estos seres predominaron en el naciente medio del comic, tales como Human Torch, Namor, Captain America, Shazam, personajes que se llegarían a conocer como Mystery Men y, décadas después, como superhéroes.
Los héroes dieron el salto de las publicaciones conocidas como “pulp”, al comic. El pulp era una publicación periódica compuesta de varios relatos, principalmente en prosa con algunas ilustraciones. Se imprimía en papel de pulpa, de ahí su nombre. Eran revistas baratas que solían ser desechadas después de ser leídas.
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Dentro de este tipo de ediciones se podía leer a aventureros como The Spider y The Shadow, que inspirarían a su vez a nuevos personajes. Este tipo de investigadores actuaban en las sombras y es ahí que encontramos la inspiración para Batman, un vigilante temático que depende de sus habilidades deductivas. De inicio, Batman tampoco tenía empacho por utilizar pistolas y armas de fuego, más esta característica fue borrada con los años.
En 2020 se cumplen 105 años del nacimiento de Robert Kahn, de origen judío (como la mayoría de los comiqueros de la época), ocurrido el 24 de octubre de 1915 en la ciudad de New York. Kahn se interesó por la ilustración y la animación, por lo que consiguió trabajo dentro de los estudios Fleischer en 1934, que producían varias series animadas como la de Superman. El trabajo era arduo y la habilidad de Kahn (ya apellidado Kane) para ilustrar no era del todo prodigiosa.
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Kane buscó otra vertiente de la ilustración y migró al mundo del comic, trabajando para su amigo Will Eisner quien, junto con su socio, Jerry Iger, contaban con uno de los mejores estudios de producción de comics, fabricando historias para editores establecidos como Timely (Marvel) Comics.
Eisner & Iger funcionaba como una fábrica de historias, empleaban gente que produjera los comics como escritores y dibujantes. Editoriales establecidas, pero sin mucha infraestructura o deseos de invertir en ella, los contrataban para que el estudio entregara los ejemplares terminados y entonces se mandaran a imprimir bajo el nombre de la editorial.
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Aprendiendo de este modelo de producción fue que Kane decidió intentar por cuenta propia. Varias compañías y creadores deseaban repetir el éxito de Superman y su venta de millones de ejemplares al mes. Kane tuvo la idea de un héroe al estilo de The Shadow. Creó a “The Bat-Man”, un justiciero vestido de rojo y morado con un antifaz para proteger su verdadera identidad.
La idea de Kasner era buena, más le faltaba algo. Fue entonces que acudió con el escritor Bill Finger y le propuso que colaboraran juntos. Finger, también creador del primer Green Lantern, pulió la idea de Bob y fue así que nació Batman. De no ser por Finger, muy probablemente Batman no habría tenido mayor éxito pues el diseño de Kane no sobresalía del resto de los personajes.
Bill Finger ideó la imagen definitiva de Batman y expandió de inmediato su mitología. Otro creador que colaboró en gran medida fue Jerry Robinson.
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Finger y Robinson ayudaron al establecimiento de Batman. Sin embargo, Bob Kane tenía experiencia en la negociación, por lo que pactó legalmente con la editorial para ser reconocido como único creador de Batman y su universo de personajes, dejando fuera de todo lucro a Finger y Robinson, quienes sólo ganaban por página producida.
Durante décadas, Kane pagó a otros artistas para que hicieran ilustraciones de Batman, o dibujaran el comic; les pagaba y presentaba el trabajo como propio (este tipo de “ghost work” o “trabajo fantasma” era una práctica común).
Bob Kane ganó notoriedad y se convirtió en una de las grandes estrellas del comic. En la década de los 60’s, el género de superhéroes tuvo un resurgimiento y Batman fue adaptado de nuevo a la televisión. Bob Kane tenía el reconocimiento y su futuro económico prácticamente asegurado.
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Se dice que incluso, Kane tuvo a bien provocar que despidieran a Jack Kirby y Joe Simon de Marvel en los 40’s, al acusarlos de trabajar para otras compañías (legalmente podían hacerlo pues no tenían exclusividad, más existía el celo profesional por parte de los empleadores). Los creativos solían utilizar seudónimos para no ser descubiertos.
Cuando Bill Finger murió solo, enfermo y en la pobreza, fue que Bob Kane dio unas palabras para su colaborador, aceptando la importancia de este en el legado de El Hombre Murciélago. Por desgracia, Finger no se enteró de ello (aunque el escritor recibía muestras de cariño por aquellos pocos que descubrían su envolvimiento con Batman, sobre todo hacia el final de su vida).
Bob Kane fue un hombre talentoso en los negocios, un visionario de la industria y tuvo la idea de un personaje que es conocido prácticamente en todos los países del mundo. Se cumplen 105 años de su nacimiento.