Todo músico profesional que tenga una mediana trayectoria cuenta con un disco de éxitos, una recopilación de algunas de sus mejores grabaciones. Y, en ocasiones, estos compendios pueden llegar a ser famosos por sí mismos. Un claro ejemplo es Queen: Greatest Hits, considerado como esencial dentro de la discografía del cuarteto de rock pese a no contar con ningún track inédito.
Las recopilaciones ayudan -sin tanto trabajo- a generar ganancias, además de ser buenos medios de publicidad para los músicos. Los fans de hueso colorado habrán de comprarlo, mientras que los escuchas casuales pueden verlo como una buena oportunidad para conocer más de un solista o grupo.
Hoy hablamos de los 50 años de un disco recopilatorio de Pink Floyd, titulado Relics (“Reliquias”), nomenclatura que en su momento resultaba exagerada pues apenas Floyd apenas tenía una carrera profesional de 5 años. Ahora, después de 5 décadas transcurridas, es toda una realidad.
Para abonar a las cifras con el número 5, para 1971, Pink Floyd contaba solamente con 5 discos de estudio: The Piper at the Gates of Dawn (de agosto de 1967), A Saucerful of Secrets (junio de 1968), More (junio de 1969), Ummaguma (noviembre de 1969) y Atom Heart Mother (octubre de 1970).
Relics, que ostenta el subtítulo de “Una colección bizarra de antigüedades y curiosidades”, también era acertado en su descripción: es uno de los discos más sicodélicos del cuarteto, conteniendo una gran selección, pese a que no incluye tracks de todos los discos. Asimismo, podemos escuchar sus tres primeros singles (no contenidos en el primer álbum): “Arnold Layne”, “See Emily Play” y “Paint Box” (este era lado B de “Apples and Oranges”).
El lado A del material también contiene “Interstellar Overdrive” (del disco debut The Piper at the Gates of Dawn) y “Remember a Day” (del segundo, A Saucerful of Secrets).
De Ummagumma y Atom Heart Mother no se incluyeron tracks, sólo de More (y de los arriba mencionados), que fue la banda sonora para el filme de mismo nombre y debut como director de Barbet Schroeder. Ummagumma ya era en sí una especie de “Greatest Hits”, pues es un álbum doble en el que el segundo se pueden escuchar versiones en vivo de sus primeros éxitos. En cuanto a la omisión de Atom Heart Mother, tal vez era demasiado reciente para considerarlo.
El lado B de Relics incluye dos temas de More: “Cirrus Minor” y “The Nile Song”; asimismo, dos lados B de sencillos: “Julia Dream” y “Careful with That Axe, Eugene”, para cerrar con “Bike”, último track de Piper y una de las composiciones más famosas de Syd Barrett.
Uno de los grandes valores de este álbum, es que se cuenta con una composición inédita (aunque ya era conocida por sus fans en sus conciertos). Se trata de “Biding My Time”, que había quedado relegada de Ummagumma y a la que se le dio cabida en Relics.
“Biding” es una de las más obscuras de Pink Floyd y de las menos conocidas. En contraste, es una de las más experimentales y por demás interesante. “Biding My Time” es un jazz/ blues que comienza de manera cadencioso para transformarse muy lentamente en un lamento musical -con una genialidad que sólo aparece en las improvisaciones- hasta llegar a la más pura degeneración auditiva; contiene un puente musical con trombón, el único en la carrera de Floyd que fue interpretado por el tecladista, cantante y compositor, Richard Wright.
La portada de Relics, en su versión original, era un dibujo de una extraña maquinaria diseñada por Nick Mason. El arte tenía algunas variaciones, según la edición de cada país, y se unificó hasta el lanzamiento de la versión en disco compacto 25 años después, en 1996, con una versión “real” de la misma máquina, creada por Hipgnosis, estudio asociado visualmente a Pink Floyd durante toda su carrera.
Reliquias hay cada vez más e inevitablemente nos toparemos con una de ellas por vez primera; si es tu caso, disfruta y si no lo es, disfruta nuevamente.
Relics (A Bizarre Collection of Antiques & Curios) de Pink Floyd, fue lanzado hace 50 años, el 14 de mayo de 1971.