Espectáculos

The Pink Floyd y la Madre de corazón atómico.

La carrera de Pink Floyd en sus primeros años es radicalmente distinta a lo que se escucha de ellos normalmente. Incluso, durante algún tiempo se les consideró grupo de una sola canción, o one-hit wonder, con “Another Brick in the Wall Part II” (que incluye por lo general otra canción, “The Happiest Days of our Lives”). La película de The Wall también les dio reconocimiento.

(David Gilmour, Roger Waters, Nick Mason, Rick Wright)

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Con los años se fueron haciendo populares algunos otros materiales como Dark Side of the Moon y Wish You Were Here. Después emergieron A Momentary Lapse of Reason y The Division Bell. El grupo, después de 1973, lanzaba pocos discos, entre los que se contaban uno que otro concierto y recopilación.

Pero hablar de Pink Floyd en su etapa temprana es hablar de un grupo prolífico, que participaba en bandas sonoras y solía sacar uno o dos discos al año. El que hoy cumple aniversario es del 2 de octubre de 1970: Atom Heart Mother, que cumple 50 años. Floyd construyó una buena reputación e incluso de dio el lujo de decir “no” gente de la talla de Stanley Kubrick.

(Pink Floyd no dio su permiso para que fragmentos de Atom Heart Mother fueran utilizados en la cinta de Kubrick, Naranja Mecánica, más la portada del disco aparece en una de las escenas, así como Magical Mystery Tour de The Beatles)

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La placa es una de las más interesantes si queremos entender el concepto de Floyd y a sus integrantes. Como era su fórmula para ese entonces, se divide en dos partes, una pieza larga principal y otro grupo de canciones cortas.

Lo que distingue a Atom Heart Mother es su ambición musical. La pieza que nombre al disco es una suite instrumental, con una orquesta sinfónica en la cual resaltan los metales. Fue escrita junto con Ron Geesin, quien trabajó con Roger Waters para la producción del disco The Body. Geesin también hizo la orquestación. La ingeniería de sonido fue de Alan Parsons.

Floyd tocaba una proto versión de “Atom” a inicios de 1970, con el nombre de “The Amazing Pudding” (El asombroso pudín). El nombre no importaba tanto, pues no tenía un tema definido, son 23 minutos de magistral música y voces –sin palabras- de un Floyd que no volvería a grabar con orquesta. El título final lo obtuvieron de los diarios, una nota sobre una mujer que había sido intervenida quirúrgicamente, se le puso un marcapasos y así pudo dar a luz. Era la “madre de corazón atómico”.

La portada del álbum fue una obra más del estudio Hipgnosis de Storm Thorgerson, artista noruego quien hizo la mayoría de las portadas de Pink Floyd, como la de Dark Side. El concepto visual tampoco es congruente con la música. Se eligió una vaca que mira en dirección al espectador. En la edición del disco compacto se agregaron fotos y se eligió una muy peculiar, de aquella vaca viendo su costado, como preguntándose por qué tiene un agujero en medio (debido al orificio centrales en los discos). El nombre de la modelo era Lulubelle III.

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La suite contiene algunos pasajes obscuros, como en “A Saucerful of Secrets” o “Echoes” en los cuales la música queda casi a la deriva, como atravesando un túnel o como si nos adentráramos en una cueva. La base de los teclados de Wright es lo que mantiene el rumbo y la armonía; como siempre, era la base armónica de Floyd. A su vez, en esta podemos escuchar plenamente el estilo de los solos de la guitarra de Gilmour que llegarían a ser sello de distinción. “Atom Heart Mother”, de 23 minutos, está separada en 5 partes casi indistinguibles, con subtítulos que sólo abonan al sinsentido.

Como señalé, Pink Floyd ejecutó “Atom Heart Mother” en vivo, más nunca con orquesta en alguno de sus conciertos, sino una versión eléctrica adaptada, más del tipo rock, también muy recomendable. Con los años, han resurgido varias versiones que puedes encontrar en Youtube.

La segunda parte de la producción, la quinta de estudio del grupo británico, consta de cuatro canciones. Cada una de ellas es producto de cada uno de los integrantes, como lo hicieran en Ummagumma. En esta ocasión son composiciones menos aisladas que sus predecesoras y todos los miembros contribuyen a la grabación.

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“If” es una balada melancólica al más estilo Waters. Es una canción de amor sin serlo. Es un reclamo propio. Es un “Si” condicional: Si tuviera la oportunidad de hacer las cosas de nuevo, las arruinaría. “Si yo fuera un tren… llegaría tarde”. “Si yo fuera un buen hombre, hablaría contigo más a menudo”. Casi todo el tiempo es Waters con guitarra, en ocasiones acompañado del resto de sus compañeros, tratando de levantar un ánimo que no existe.

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“Summer 68”. Es el verano del amor. Una historia cantada y compuesta por Rick Wright con un piano alegre, pero breve. Es un encuentro fugaz, como una canción que disfrutas; así como llega, se va. Como escuchar tu canción favorita y después destruir la única copia para quedar solamente con el recuerdo. La canción es crescendo, como las pasiones humanas. Incluye algunos coqueteos orquestales. Después del amor, viene la despedida. “He tenido suficiente por un día” sentencia Wright antes de que regrese una última explosión.

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La parte más perdurable de este disco es la composición de Gilmour, que retomó para sus conciertos en este siglo y la cual expandió con un soberbio solo de guitarra. “Fat Old Sun”, es un tema campirano en el que se le canta al “gordo y viejo Sol” y todo lo que hay debajo de él; es un tema de esos que le gustan al guitarrista de Floyd, en los que habla de los campos de Cambridge, donde creció y que tal vez fue la última etapa tranquila de su vida, cuando el futuro se fundía con las probabilidades.

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“El desayuno sicodélico de Alan” o “Alan´s Psychedelic Breakfast” es la contribución del baterista Nick Mason. En los créditos aparecen los cuatro y es una experimentación de sonidos, mezclas y ruidos armónicos en el estudio. Tiene estructura y sentido, pero es más libre, casi divagante. Es la peiza más larga después de la principal, de 13 minutos y con tres secciones: “Rise and Shine” (“Despierta y resplandece”), “Sunny Side Up” (“El lado soleado va hacia arriba”) y “Morning Glory” (“Gloria matutina). Los instrumentos entran casi como un jugueteo, y en ocasiones se escuchan como si fueran ejercicios para calentamiento de los dedos. Además de los pasajes musicales, acompañamos a Alan, efectivamente, en su desayuno. También en su baño y mientras fríe tocino. Alan Stiles era parte del staff de Floyd y es a quien hace referencia.

Con el sonido de gotas cayendo del grifo que continúa indefinidamente es como termina Atom Heart Mother, que va de lo majestuoso de la orquesta al sonido de un cereal al ser engullido. Como dije casi al inicio, es una gran manera de adentrarse en el mundo de Pink Floyd en una de sus tantas encarnaciones y aunque el material no sea citado a menudo, sí llegó a primer lugar de ventas en el Reino Unido. A 50 años de distancia, recordamos a aquella madre de corazón atómico y nos preguntamos sobre su destino –o el de su retoño-, nos reencontramos con el Pink Floyd pre Dark Side –cuando todavía se le llegaba a llamar “The Pink Floyd”- y a su modelo más fotogénica, Lulubelle tercera.

Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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