El Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ) presenta la exposición “Objetos propiciatorios: camino a tierra adentro”, del artista Jorge Ismael Rodríguez, una colección de esculturas labradas en obsidiana que rompe con la convención de no tocar las obras de arte.
La muestra, que podrá visitarse hasta el 23 de febrero, invita al público a interactuar con las piezas, rotarlas, girarlas y explorarlas desde múltiples perspectivas.
Jorge Ismael Rodríguez, quien se describe como “chilango-zacatecano”, creó estas obras durante los últimos cinco años. La obsidiana, una roca volcánica de formación vítrea, es el material principal de las esculturas, al que se le atribuyen cualidades curativas, místicas y mágicas.
El artista explicó que las piezas funcionan como espejos, permitiendo a los espectadores conectarse consigo mismos a través de su reflejo y textura.
Una experiencia única
Durante la visita guiada, el teórico del arte Pancho López, curador de la exposición junto con Luis Rius Caso, destacó que estas esculturas buscan la pureza y ofrecen una experiencia sensorial única. “Aquí la cosa no es así”, dijo López, refiriéndose a la norma de no tocar las obras de arte.
“Estas piezas permiten al público encontrarse en su reflejo, propiciando el contacto y convirtiendo la interacción en parte fundamental de la visita”.
La obsidiana, aunque comúnmente percibida como una piedra, es en realidad un vidrio milenario. Su manipulación implica un alto grado de dificultad debido a su fragilidad y peso, lo que contrasta con la aparente facilidad de las formas pulidas y brillantes que caracterizan las obras.
El resultado son piezas que sorprenden por su belleza y delicadeza.

La exposición, que inició su recorrido en la Ciudad de México y continuará en San Luis Potosí y Zacatecas, permanecerá en el MACQ hasta el 23 de febrero.
El museo, ubicado en Manuel Acuña sin número, esquina Reforma Oriente, en el barrio de La Cruz, abre de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas, con entrada libre.
“Objetos propiciatorios: camino a tierra adentro” no solo desafía las normas tradicionales de las exposiciones artísticas, sino que también invita al público a explorar el arte desde una perspectiva táctil y reflexiva.
La interacción con las obras se convierte en un juego que enriquece la experiencia y permite descubrir nuevas formas de conexión con el arte y con uno mismo.