Música

Un río sin final es el legado de Pink Floyd.

Un río sin final es el legado de Pink Floyd y así lo demostró con su último material de estudio, The Endless River, de 2014.

(Un río sin final es el legado de Pink Floyd)

El río sin final.

El disco es el último de 15 grabaciones de estudio comprendidas en un lapso de 37 años. Se le juzgó, tal vez de manera injusta, como una tibia despedida a una trayectoria inigualable, como pocos construir una en la difícil industria de la música internacional.

Lo que debemos de tomar en cuenta es que el álbum no es una producción original en sí, sino una sentida despedida y un homenaje a una de las figuras que fue un tanto menospreciada, la del compositor, cantante y tecladista, Richard Wright. Sin Wright, simplemente no existiría el sonido Floyd. Ni Floyd en sí.

La historia del grupo se puede definir perfectamente en tres etapas, la de su cofundador Syd Barrett, la de Roger Waters y la de David Gilmour. Cada una de ellas representa a un poderoso animal y que se pueden disfrutar en lo individual o como parte de un todo.

Es en la última que se gesta la despedida. Ya no tiene que ver directamente con Barrett o Waters. Y a la vez, sí.

Los hilos conductores durante la historia del cuarteto fueron dos, Rick Wright y el baterista Nick Mason. En The Endless River, como apuntamos más arriba, se rinde tributo al primero.

La placa no consta de música 100 por ciento original, sino que se retoman grabaciones que quedaron inconclusas de las sesiones de 1993, que dieron origen a The División Bell, lanzado en abril de 1994. Ese sí fue el último material de estudio como tal.

Verano y otoño.

En el álbum, únicamente encontramos una composición cantada, que es el último track que aparece en el listado, “Louder than Words”.

Existen muchas referencias a la historia de Floyd y a la de Wright, como “Autumn ‘68”, una ofrenda a la composición de Rick, “Summer ‘68”, perteneciente al álbum de 1970, Atom Heart Mother, en la que el tecladista y cantante habla acerca de un amor fugaz de juventud. Ahora no es eso, es el otoño, el ocaso de la vida, porque todo incendio se apaga.

La composición es también un tributo a “A Saucerful of Secrets” con su órgano sacro espectral.

Una gran adición es la de “Talkin’ Hawkin’”, en la que nuevamente aparece el afamado astrofísico, Stephen Hawking, quien hiciera sesiones en 1993 y cuya voz se aprecia en “Keep Talking”, presentada en The Division Bell.

El fragmento hablado por Hawking, el que no se utilizó para el disco anterior, continúa su análisis de la evolución del discurso y de la transformación de las ideas, de las actividades básicas de la supervivencia, al transcender del ser por medio del lenguaje y de la emisión de sus propuestas. Termina, como en “Keep Talking”, con la frase, “Todo lo que tenemos que hacer, es asegurarnos de seguir hablando.”.

El disco se puede escuchar como una obra conceptual, como un todo más allá de las canciones que lo componen; es un momento en la vida que, afortunadamente, podemos tocar cuantas veces queramos. Se tata de un instante en el cosmos que nos permite apreciar lo que la evolución del ser humano ha logrado… su expresión y su arte.

Se cumplen 10 años del estreno del último disco en la historia de Pink Floyd… The Endless River.


Y ahora te presento otros artículos acerca de esta agrupación. El mencionado Atom Heart Mother:


The Division Bell:


Dark Side of the Moon:


Y el álbum de Rick Wright, Broken China:

Iñigo Pérez

25 años en medios de comunicación, seguidor del comic (desde antes de que fueran "cool"), de la música, del cine y de las series. El arte se expresa de muchas formas... solo tienes que plasmar el tuyo.

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