Se cumplieron 30 años del llamado “error de diciembre”. El famoso yerro, fue la gota que derramó el vaso en una serie de políticas económicas fallidas. Detonó la una severa crisis económica, deuda pública que aún pagamos, pobreza y migración.
Esa también fue la cúspide de las crisis sexenales, en las que los gobiernos entrantes luchaban por atribuir los males nacionales al anterior mandatario. Esas crisis eran huérfanas, no tenían ni padre, ni madre.
La devaluación súbita, la fuga de capitales, el incremento de la tasa de interés, los créditos impagables, la caída del Producto Interno Bruto, el rescate bancario, el recorte al gasto social, la medicina amarga pero necesaria, el ajustarse el cinturón… términos que se vuelven huecos ante los cambios que vivieron millones de familias.
México se aceleró como un foco de expulsión de habitantes. La migración hacia Estados Unidos se intensificó. El American Community Survey estima que entre 1994 y el 2000 ingresaron a EEUU más de 2 millones de mexicanos.
A 30 años, los ingresos por remesas han visto un crecimiento exponencial. Pasaron de 2 mil 400 millones de dólares en 1990 a 63 mil 320 millones de dólares en 2023.
Las remesas el año pasado fueron del doble que el ingreso de dólares por Inversión Extranjera Directa (31 mil millones). También duplicaron a las divisas por turismo (30 mil millones de dólares).
Con la crisis y la migración, se multiplicaron las historias de hogares rotos, poblados rurales habitados mayoritariamente por mujeres y ancianos.
Y a pesar de la sangría social. Aún pagamos, año con año, el rescate bancario.
El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la expresión más amplia de la deuda pública, revelan que la deuda del FOBAPROA sigue creciendo.
Los pasivos del IPAB, el sucedáneo del FOBAPROA, ascendía a 648 mil millones de pesos en el año 2000.
Al corte del año 2023, los pasivos del IPAB crecieron hasta ser de 1 billón 96 mil millones de pesos, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda.
A 30 años del efecto “Tequila”, seguimos sufriendo la resaca.