Te confieso que la idea de dedicarme al freelance me asustaba un poco, no me convencía y aún me sacude los días; la idea de no percibir un sueldo fijo, compensaciones y toda esa gama de pagos extras que se ajustan a una nómina tradicional, es una ruleta rusa en el estómago. Pero es una gran satisfacción de poder interno. Más adelante te explico el por qué.
Lamentablemente en la escuela no nos enseñan la gestión financiera relacionada con la gestión emocional y entonces ahí vamos en el camino, metiendo la pata, perdiendo clientes y un sin fin de situaciones cuando eliges trabajar de forma independiente.
Sin embargo, a pesar de las cucharadas de aceite caliente que te deja esta opción laboral, también tiene sus facetas positivas, motivaciones, desafíos y la más importante yo diría que es el poder de la elección. Tú decides con quien si trabajas y con quien no, desde dónde lo haces, los horarios y de qué elementos te rodeas para hacerlo. Te confieso otra cosa, en mi caso yo siempre debo tener mis chilaquiles verdes a lado de mi con un muy buen café americano, de preferencia sin azúcar para inspirarme y por supuesto música.
¡Toma nota!
Trabajar como freelance ofrece una serie de beneficios que brindan un mayor control sobre tu carrera y estilo de vida. Como profesional independiente, tienes el poder de elegir con quién trabajar y cuándo hacerlo, lo que te permite tomar decisiones basadas en tus propias preferencias, misión de vida, propósito y metas.
La flexibilidad es una de las ventajas más destacadas de ser freelance. Puedes organizar tus horarios de servicio de acuerdo con tus necesidades personales y prioridades. Esto te brinda la libertad de adaptar tu trabajo a tu vida cotidiana, equilibrando responsabilidades familiares, hobbies o cualquier otro compromiso importante.
Además, como freelancer, puedes seleccionar los proyectos y clientes con los que deseas colaborar. Esta capacidad de elección te permite enfocarte en áreas que te interesen y en las que te sientas más cómodo, lo que te permitirá desarrollar tus habilidades y experiencia en esas áreas. Porque habrán ocasiones en las que tu forma de pensar, quizá no se ajusten al estilo de liderazgo de algún cliente en específico, en esos casos, puedes decidir no tomar el proyecto.
El trabajo de freelance también te brinda la oportunidad de establecer tu propio ritmo y estilo de trabajo. Puedes crear un entorno laboral que se adapte a tus preferencias, ya sea trabajando desde casa, en un espacio de coworking o incluso mientras viajas. Esta autonomía puede aumentar tu productividad y bienestar general.
Además, tienes la posibilidad de expandir tu red de contactos (networking) y establecer relaciones profesionales con personas de diferentes industrias y lugares geográficos. Esta diversidad de conexiones puede abrirte puertas a nuevas oportunidades y colaboraciones emocionantes.
En resumen, trabajar como freelance te brinda el poder de elegir tus proyectos, clientes y horarios, lo que te da un mayor control sobre tu vida. La flexibilidad, resiliencia y la autonomía son aspectos clave que hacen que esta opción laboral sea atractiva.
¿Qué eliges para ti hoy?