Hacer América Grande de Nuevo es el resumen de una narrativa para la conquista y el mantenimiento del poder.
No es solamente la añoranza de un pasado idílico frente a una decadencia presente.
Es un cuento que se alimenta y articula con discursos históricos que justificaron la fundación y expansión de aquellas 13 colonias.
“Make America Great Again”, como relato, parte de un conflicto: la pérdida de la grandeza. En tanto narrativa tiene héroes y villanos, un conflicto y una misión.
¿Qué grandeza? la delineada por el “Destino Manifiesto”, el cual es a su vez un relato que plantea a EEUU como una excepcionalidad histórica, una nación elegida.
En pos de esa grandeza, personajes como James K. Polk tomaron a punta de fusil de vastos territorios a costa del vecino del sur.
Ser un pueblo elegido los ubicaba como un “pueblo superior” con derecho a tomar aquello que les viniera en gana.
Esa superioridad conllevaba racismo y desprecio hacia los países que se independizaron de España y Portugal.
Ese desprecio evitó que en aquel fatídico lapso de 1847-1848 el Tío Sam buscase mayor grandeza y anexara a México por completo.
La idea se manifiesta hoy con la invitación de Trump hacia los “primos” anglosajones de Canadá a ser el estado 51 de la “unión americana”. Los mismos conservadores canadienses replican el relato considerando un “insulto” ser comparados con México.
El complemento del “destino manifiesto” es la doctrina Monroe, que básicamente es una amenaza hacia las potencias europeas del siglo XIX. “América para los Americanos”.
Los postulados de James Monroe implicó también el “derecho” de EEUU de trastocar los regímenes de los países que considera inferiores.
Así promovieron la independencia de Panamá frente a Colombia para construir el canal transoceánico. Así derrocaron al “comunista” Allende para imponer a Pinochet, entre otras operaciones en favor de la “democracia”.
En esa lógica, Donald Trump emula a Polk, a John Quincy Adams y James Monroe en los afanes expansionistas. Ahora hacia Groenlandia y Canadá.
“Make America Great Again” hace sentido para muchos estadounidenses porque diversos indicadores muestran un “achicamiento” del papel de EEUU en el mundo, ya sea por haber dejado de hacer cosas o por el crecimiento de otros actores.
Durante el Siglo XXI China ha cobrado protagonismo. Su crecimiento acelerado al ser la fábrica del mundo ha disminuido el peso relativo de la economía norteamericana en el mundo. Ese protagonismo los ha convertido en los “malos” del cuento actual, como antes fueron los soviéticos.
Otros motivos del “achicamiento” son las propias políticas internas, como dejar de financiar su sistema educativo.
Y en el tema educativo Trump sigue haciendo pequeña a su nación. Ha propuesto eliminar el Departamento de Educación al acusarlo de propagar ideologías políticas y de género.
Dentro de 4 años, no será de sorprender que sin fondos en educación hacer grande a EEUU siga siendo una empresa cuesta arriba.