Un informe de la Universidad Internacional de Valencia revela que la producción de cultivos genéticamente modificados (GM) en México se centra en el algodón y la soya.
Sin embargo, reconoce el estudio, los productos transgénicos cuentan con un bajo apoyo entre la población.
México es uno de los diez países latinoamericanos que cultiva plantas genéticamente modificadas (GM); de hecho, es uno de los seis países pioneros que empezaron a plantar cultivos GM en 1996.
La producción de este tipo de cultivos en México se centra fundamentalmente en el algodón, el cual representa el 98% del total, y la soya transgénica que supone apenas un 2%.
Según el consultor externo de la Universidad Internacional de Valencia y autor del informe “Evolución, situación actual y opinión pública sobre el cultivo de organismos modificados genéticamente en España”, Juan Antonio Tamayo Ramos, el cultivo de soja modificada genéticamente no está exento de polémica en México.
Los diferendos son“principalmente por el conflicto entre productores de semillas y agricultores a favor del uso de tecnologías biotecnológicas y grupos preocupados por el posible impacto negativo de las mismas en la biodiversidad y en otros sistemas productivos”.
Esta situación de conflicto ha provocado una reducción de la producción de soja transgénica en los últimos años, y el veto de su cultivo en distintos estados del país.
Desde 1996, México ha autorizado hasta 158 variedades GM para su cultivo o su uso en alimentación tanto humana como animal, entre las que se encuentran variedades de alfalfa, colza, maíz, patata, arroz, remolacha y tomate.
A pesar de esta gran variedad actualmente se ha limitado el cultivo a 15 variedades transgénicas de tres especies distintas: alfalfa, soya y algodón.
MEDIDAS CAUTELARES
En lo que respecta al cultivo del maíz y con el fin de proteger su diversidad, el cultivo de variedades genéticamente modificadas está prohibida de manera cautelas desde el año 2013.
Esta medida ha sido impugnada por las multinacionales productoras de semillas GM, y en la actualidad se espera una decisión de la Suprema Corte del país a este respecto.
Los grupos a favor del cultivo de maíz GM en México argumentan que el país es cada vez más dependiente de las importaciones del cereal desde Estados Unidos, donde más de un 90% de la producción es de maíz GM.
Por ello, aducen, es importante desarrollar estrategias para aumentar la autonomía del país en este sentido, por ejemplo, adoptando políticas que estén científicamente legitimadas y que permitan el cultivo de maíz GM en zonas restringidas, protegiendo aquellas regiones ricas en maíz silvestre garantizando la protección de su biodiversidad.
LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS CULTIVOS GM
En relación a los esfuerzos mexicanos en el desarrollo de cultivos biotecnológicos, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha desarrollado judías comunes resistentes a algunos hongos patógenos.
También, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), un organismo sin ánimo de lucro dedicado al desarrollo de variedades mejoradas de maíz y trigo, ha realizado importantes progresos en el desarrollo de especies mejoradas genéticamente con resistencia a la sequía.
Por otro lado, de acuerdo con un informe de la Red Global de Información Agrícola del USDA (GAIN), el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO), del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), está desarrollando, junto con la empresa privada, cultivos “biotec” mejorados en la absorción y metabolismo del fósforo, de modo que el aporte de este nutriente a los suelos sería menor, reduciendo la contaminación de los mismos y limitando el crecimiento de malas hierbas, con lo que también sería necesario el uso de menores cantidades de herbicida.