La película de Tick, Tick… BOOM! retrata la vida al llegar a los 30 y las miras hacia el futuro.
Cuando hablamos de películas entrañables, nos viene a la mente un recuerdo específico de la película que hizo que se volviera especial para nosotros, sea porque tocó fibras sensibles de uno, algún elemento de la película o que nos explotó la cabeza por ser memorable e impactante.
Pocas películas logran en el efecto de sentirse perdido ante el mundo, en este caso, el director, escritor y productor Lin-Manuel Miranda nos trae la película Tick, Tick… BOOM!.
En la silla del director, trae el musical de Broadway con el mismo nombre, creado por Jonathan Larson (el mismo creador de Rent!), es una historia que explora el lado creativo y qué cabida tiene en el mundo real cuando los sueños existen, todo llevado de las manos del actor Andrew Garfield
Un sueño, una esperanza, una realidad
Un sueño: un aspirante a compositor de obras teatrales está creando su ópera prima que le ha llevado años terminar.
En las primeras escenas aparece una reunión en un departamento con la canción “Boho Days”, Jonathan describe el momento como uno de los que definen la existencia humana.
En esta escena vemos la dualidad con la que Jonathan se ve y lo observamos: por un lado es una persona creativa y optimista que desea cumplir el sueño de producir su musical, por el otro el golpe de realidad de crear un musical por tanto tiempo y no tener el éxito deseado.
A lo largo de la película, el protagonista va y viene constantemente en la crisis creativa que enfrenta al querer terminar su musical y por fin poder tener una puesta en escena, pero que constantemente ese sueño es apedreado por la situación de ser un hombre de 30 años y sentir que se le acaba el tiempo al no lograr lo que tanto desea.
Este sentimiento es algo con lo que podemos identificarnos, como generaciones actuales, la sensación de irrealización por no lograr los sueños antes de los 30 se vuelve un peso en el que todos nos hemos encontrado.
Jonathan Larson y la falta de tiempo
Algo constante durante la película es la sensación de que el tiempo pareciera quedarse corto en los sueños de Jonathan, en la pieza “30/90” representa de manera idónea lo que es cumplir treinta y querer que se detenga el tiempo.
El musical si bien es una representación ficcional, está basada en la vida del escritor, pues así como su protagonista su sueño era debutar en Broadway con su musical y volverse como el compositor Stephen Sondheim, quien llegó a conocerlo y volverse su fan ante sus obras musicales.
De la misma forma que su protagonista, Jonathan estaba en constante producción creativa y estaba a punto de realizar su sueño, pero al igual que sucede en la película que siente que se le acaba el tiempo, murió días antes de ver Rent! estrenada en teatro.
El director Lin-Manuel Miranda reconoce el papel del creador, pues la película sirve también como una oda y homenaje a no solo al autor, sino a quienes están en constante creatividad y chocan con la realidad de un mundo que no le da lugar a los artistas y que para cumplir sus sueños y proyectos terminan dedicándose a otra cosa para sostenerlos.
Películas como La La Land abordan temáticas similiares.
El vivir del arte
La película se muestra en dos posiciones diferentes, por un lado se trata de la puesta en escena de la misma obra a manera de monólogo, y por el otro te inserta en la escenografía de lo que vive el protagonista.
La internalización se su sentir, de querer tener éxito en su taller de puesta de escena y la esperanza de que al crear su musical las cosas cambien se contraponen en una caída estrepitosa de la realidad que no le interesa el mundo artístico.
Como artista, tanto en la película y también de manera personal, el vivir del arte es muy difícil, pues para sostener esos sueños tienen que estar en otro lado de lo que muchas veces no es nuestra área.
Cuando el protagonista por fin pone en escena una exhibición de la obra si bien es recibida con gusto, sus sueños se rompen pues las cosas no cambiaron como deseaba y además esperan su nueva pieza, algo que como artista enfrenta ese bloqueo de ser mejor, de crear más y de ser más.