El 23 de junio de 1989 llegó a las salas de cine de Estados Unidos el tercer largometraje dirigido por Tim Burton: Batman. Y sin exagerar, nada volvió a ser igual.
Pongámonos en contexto. Para ese entonces, hablar de superhéroes era sólo “cosa de niños”. Los “cuentitos” eran vistos como una forma pueril y hasta vulgar de entretenimiento, para gente analfabeta y faltos de cultura. La fantasía estaba prohibida en la mente de un adulto y no se concebía que una persona de edad pudiera ir al cine a ver películas para niños. Gustar de comics y ciencia ficción era para gente que se había negado a crecer y lo colocaban dentro del “Síndrome de Peter Pan”.
Los superhéroes, sin embargo, formaban parte de la infancia y juventud de millones de jóvenes por todo el globo terráqueo. Los héroes míticos han existido desde siempre y remontan al inicio del razonamiento humano. Las mitologías enaltecían a seres de características sobrehumanas que, poco a poco, comenzaron a formar parte de la literatura cotidiana.
Los comics eran formas de expresión comunes en todas las escuelas y preparatorias. Incluso en universidades. Pero aún si estudiabas una carrera afín al dibujo, por tu bien, no debías decir que tu influencia eran los comics. Eso, si no querías ser estigmatizado durante la duración de la misma, rechazado por los mismos maestros.
Hubo algunas excepciones, claro. En 1978, Superman había demostrado que existía un mercado para el público adulto que, tras el estallido de Star Wars, estaba ávido por más relatos extraordinarios de ficción.
Richard Donner, Chris Reeves, Margot Kidder, Marlon Brando, Mario Puzzo y John Williams fueron tan solo parte del equipo que nos hizo creer que un hombre podía volar.
Pero algo pasó. La mecha era corta y no hubo quien avivara el fuego. Fue por eso que, en 1987, se produjo la cuarta y última cinta del Último Hijo de Krypton.
Afortunadamente, el momentum conseguido generó que se echara a andar la preproducción para una película acerca de Batman.
Esta no era tan fácil de lograr; a diferencia de Superman, la gente tenía versiones distintas de lo que era El Hombre Murciélago.
La mayoría recordaba la versión kitsch del programa de los 60’s que, si bien dejó cuestiones icónicas y marcó una época, poco hizo por la reputación del comic en sí.
El Batman de Adam West era más bien una referencia al comic de los 50’s, ese castigado por el McCarthismo.
La persecución había convertido a toda una prolífera industria en un fantasma. Y nunca se recuperó. El comic, como consecuencia, debió retraerse creativamente y entonces sí, convertirse en una cosa exclusivamente para niños.
Se había creado el Comics Code Authority, una asociación autoregulatoria que decidía qué se podía publicar y qué no.
El absurdo era parte integral de esa versión de Batman, la del repelente de tiburones en spray y la del bat-twist. Pero muchos fans recordaban aún la visión original, la que había salido del noir y del pulp, la del detective implacable que no titubeaba al castigar a sus enemigos. Crudo, obscuro, un verdadero vigilante de la noche. Afortunadamente, entre esos fans se encontraba Michael Uslan, un verdadero seguidor de los comics. Tanto, que hace algunos años regaló su colección de más de 30 mil ejemplares la biblioteca de Indiana, especializada en objetos extraños y de colección.
Uslan, junto con otro productor, Ben Melniker, compraron los derechos para hacer una película de Batman a finales de los 70’s.
Como en el caso de muchos proyectos, la propuesta se detuvo durante años hasta que Warner Bros. se interesó en hacer un nuevo intento. Esto no significó que todo marchara sobre ruedas; al contrario, las distintas visiones tuvieron encontronazos hasta prácticamente el día del estreno.
Tim Burton había tenido su primer éxito a nivel mundial, Beetlejuice con el entonces recién conocido Michael Keaton en el papel protagónico. Keaton, pese a ser conocido por sus comedias, tenía también un buen currículum en el género de drama. Sin embargo, este hecho no era del dominio popular.
Warner contrató a Burton y Keaton pasó el casting para interpretar a Bruce Wayne, no sin antes trabajar arduamente para convencer a la producción. El guión estuvo a cargo de otro fanático de comics, Sam Hamm. El escritor sugirió omitir directamente el origen del superhéroe para poder ganar tiempo y a su vez, utilizar el flashback para descubrir el porqué de la existencia de Batman.
Gracias a Hamm, el tratamiento dado al personaje era por vez primera, apegado al comic, incorporando elementos directos, como la muerte de los padres de Bruce, el detalle dramático del collar de perlas de Martha Wayne y otros que salían de relatos recientes como Dark Knight Returns de Frank Miller.
Con todo eso, un cambio importante se implementó dentro de la cinta. El homicida de los padres de Bruce sería vinculado al delincuente Jack Napier, quien se convertiría en The Joker.
En el comic, uno de los elementos más importantes ha sido el anonimato de Joker. Un hombre sin pasado que existe casi como un fantasma. A su vez, no se preocupa por la verdadera identidad de Batman. Aunque el nombre se ha sugerido en alguna ocasión, como en la historia The Killing Joke (de los británicos Alan Moore y Brian Bolland), este no ha sido confirmado en 80 años de historia.
En el comic, el hombre que da fin a los padres de Bruce, es Joe Chill, personaje que no tuvo nombre sino hasta 10 años después de haber sido creado.
En la película de Batman, se elimina el elemento Chill, se da nombre a The Joker (con el pretexto de mostrar algunos minutos el rostro de Jack Nicholson, que no había salido nada barato contratarlo).
(Joe Chill asesina a Thomas y Martha Wayne)
Nicholson había sido propuesto para encarnar al nemesis de Batman, pero el actor no estaba muy interesado. Después de todo, las películas de comic no era lo mejor para ostentar en un C.V. Como carnada, se utilizó a Robin Williams, a quien se le ofreció el papel mas no constituía una propuesta real, ya que la finalidad era que Jack aceptara. El actor reculó, no sin antes negociar uno de los mejores contratos en la historia: Nicholson recibiría un porcentaje de la recaudación de taquilla, lo que le aseguró el futuro económico.
Williams supo del hecho y, ofendido, decidió no volver a participar con la producción. Años después, cuando se le ofreció el papel de Two-Face, lo rechazó contundentemente. El villano fue interpretado por Tommy Lee Jones en la fallida cinta de Joel Schumacher.
El Batman de Burton era más apegado al espíritu original del personaje, más violento, más obscuro, un contraste perfecto con las películas de Superman, una dualidad que se cimentaría dentro del universo comiquero. La “Trinidad” de DC se vería completada con la amazona Wonder Woman.
El interés romántico de Bruce Wayne estaría pensado originalmente para Sean Young, mas un accidente le impidió estar lista para la filmación por lo que se eligió a Kim Basinger, quien era una de las actrices más populares, gracias a su participación en Nueve Semana y Media.
En el comic, Vicky Vale fue creada por Bill Finger y Bob Kane en Batman #49 (octubre de 1948). El personaje había sido olvidado desde mediados de los 60’s.
La música para Batman fue compuesta magistralmente por Danny Elfman, músico exintegrante del grupo Oingo Boingo y quien había colaborado con Burton en sus dos anteriores películas: La Aventura de Pee-Wee (1985) y Beetlejuice (1988). Hubo un poco de reticencia para aceptar al compositor, pero al escuchar lo que sería el tema principal, se le aceptó para componer la música instrumental.
También se había encargado a Prince, la composición de canciones que serían incluidas y utilizadas para la promoción; después de todo, un score no se puede comercializar de la misma manera. Aquí te dejo el link del artículo donde hablamos acerca del tema:
Miles de fans firmaron una petición para que Michael Keaton fuera removido del papel principal, pues estaban preocupados porque la cinta fuera un reflejo del Batman de Adam West y no de la contraparte en papel. Tanto Burton como Keaton eran asociados al género de comedia. Más de 50 mil personas se unieron a la propuesta, mas esta no obtuvo dividendos.
La filmación comenzó en octubre de 1988 y finalizó en enero del siguiente año. Esta cercanía de la filmación principal con la fecha de lanzamiento era común en ese tiempo, ya que las películas no requerían tanta postproducción en la cuestión de efectos especiales. La mayor carga se hacía al tiempo de la filmación. El tiempo restante era utilizado para edición, ajustes y ensamble musical y de efectos ambientales, así como algunos doblajes y otros elementos extemporáneos.
La fecha de lanzamiento del filme coincidía con los 50 años de publicaciones de Batman, creado en 1939 dentro de la revista Detective Comics #27. Aquí también te dejo otro link donde hablamos un poco al respecto.
La creación de Batman corrió a cargo de Bob Kane y Bill Finger. Por desgracia, por cuestiones legales Finger debía ser ignorado de toda mención. Hablaremos de ese tema en otro momento.
Bob Kane fue asesor en la producción y más bien, una figura paternal en el set. Si el Don asentía, quería decir que todo marchaba bien.
La promoción de Batman fue algo nunca visto. La parafernalia invadió varias ciudades por todo el mundo. Su iconografía hacía esto más fácil. ¿Quién no reconocería el símbolo de uno de los personajes más importantes de la cultura pop?
En ese tiempo, los personajes de DC Comics eran los más reconocidos, sobre todo los emblemáticos de la compañía: Superman, Wonder Woman, Flash, Green Lantern, Aquaman, Batman. Y los símbolos eran parte importante. Eran marcas comerciales. Se podían imprimir desde llaveros hasta ropa. Se podía poner un símbolo de Batman en el carro y los demás sabrían quién es. Tan conocido era el murciélago, como la “paloma” de Nike.
Las estaciones de radio eran inundadas por las canciones de Prince y el verano de 1989, se convertía en el Verano de Batman. Los aficionados a los comics por fin lograban una victoria real y el héroe se colocaba como la figura más importante de esa industria.
Por su parte DC Comics lanzaría el 21 de junio de 1989, la adaptación oficial de la película, a cargo del escritor Danny O’Neil (uno de los responsables de regresar al detective a sus orígenes “serios” en los años 70’s) y el experimentado dibujante Jerry Ordway.
El color corría a cargo de Steve Oliff y las letras eran de John Constanza. La editorial también celebraba las 600 ediciones de su revista insignia, Detective Comics, escrita por el propio Sam Hamm y con ilustraciones de Denys Cowan. La historia corría del número 598 al 600.
El comic fue altamente buscado por aquellos fans que no querían olvidar la experiencia. Recordemos que, en esa época, no era fácil volver a ver una película que no estuviera a cartelera y había que esperar a veces años para conseguirla en un formato casero. Además, aquellos jóvenes fans que no podían acudir tan fácilmente al cine, tenían la posibilidad de “ver” el filme en historieta.
Tras la premiere del 19 de junio, el día del estreno llegó, 23 de junio. Filas de niños, adolescentes y adultos rodeaban las salas de cine con la esperanza de conseguir un boleto. Ya fuera sentado o de pie, lo importante era conseguir entrar. Incluso horas antes de que los cines abrieran sus puertas, la gente se formaba para saber de qué se trataba todo el revuelo.
La espera no decepcionó, Batman de Tim Burton se convirtió en una de las mejores cintas de la historia, un éxito rotundo que consolidó tanto a Burton como a Keaton como dos de los nombres más rentables. También consagró a Nicholson como “El Actor”.
Poco después, la Batmanía produciría una serie animada que es recordada hasta la fecha. También generó varias secuelas, siendo sólo la segunda dirigida por Burton y el mismo equipo.
En cine, varios proyectos basados en comic se echaron a andar, sin mucho éxito. Para que el rayo cayera en el mismo lugar tardarían algunos años. Ningún personaje de ficción consiguió sobrepasar el fenómeno de Batman. Ni siquiera Batman.
Se cumplen 30 años del lanzamiento de la primera película de dicha franquicia (sin contar los seriales de los 40’s o la de los 60´s) y 8 décadas de la existencia personaje de los comics por excelencia. Y los fans del cine y los comics, lo celebran.
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